Macron estudia nombrar a un primer ministro socialista para zanjar la crisis política
El primer ministro de Francia, François Bayrou, seguía el jueves en su despacho del Palacio de Matignon. Pero, como ocurre en esas situaciones rocambolescas y faltas de toda corrección política, sus colegas hablaban delante de él como si no estuviera presente, como si ya se hubiera ido. Su caída está tan descontada, que se ha vuelto invisible para la clase política y la opinión pública francesa. Su mandato concluirá el lunes, en la sesión parlamentaria que él mismo convocó para someterse a una moción de confianza que nadie había solicitado. Un suicidio político. Y ahora solo importa qué ocurrirá el minuto después: elecciones o un nuevo gobierno. La novedad es que su sucesor en Matignon, después de ocho años, podría ser del Partido Socialista (PS).