Los robots chinos que corren son el nuevo enemigo de EU

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China dio un paso audaz hacia la supremacía en robótica humanoide con desarrollos como el H1 de Fourier Intelligence y el Unitree H1, ambos capaces de correr, saltar y realizar tareas cada vez más complejas. Aunque en Occidente, empresas como Boston Dynamics, famosa por Atlas y sus perros robotizados, Agility Robotics, creadores de Digit, y Tesla con Optimus han liderado la conversación, la industria china está cerrando la brecha a un ritmo vertiginoso, lo que plantea un desafío directo para Estados Unidos y sus aliados.

Hasta hace pocos años, la percepción global era que China imitaba la tecnología occidental. Sin embargo, los recientes avances muestran un cambio radical. Unitree Robotics, por ejemplo, presentó en 2024 un robot humanoide que no solo camina, sino que corre a más de 3 km/h, un hito que solo Boston Dynamics había logrado. Fourier, por su parte, anunció un acuerdo para dotar a su robot de inteligencia artificial avanzada y capacidades físicas comparables con las de Digit. Aldo Luevano, CEO de Roomie, explicó en una entrevista que la robótica humanoide está orientada a casos de uso donde se requiere automatización física, no solo digital, algo que encaja con el impulso que China está dando a esta industria. Esto se convierte en un diferenciador estratégico: mientras EU y Europa han avanzado en software y automatización de back office, China está apostando a la automatización física en sectores de manufactura, logística y servicio, lo que puede representar un cambio de paradigma. Este progreso no es casual, pues forma parte del plan industrial Made in China 2025 , que busca convertir a este país en líder en robótica, IA y automatización. Según el China Robot Industry Alliance, el país ya es responsable de casi el 40% de la producción mundial de robots industriales, y la humanoide es la siguiente frontera. Luevano también hizo énfasis en que muchas grandes corporaciones buscan proteger su posición de mercado evitando la entrada de nuevas tecnologías disruptivas a través de regulaciones. Aquí hay una alerta para Occidente, pues si las startups o empresas en esta parte del mundo no son capaces de escalar rápidamente y competir en robótica humanoide, podrían verse superadas por la agilidad de China para producir en masa y exportar. “Las grandes tecnológicas […] buscan evitar a toda costa que pierdan algún tamaño del mercado con base en nueva innovación que proviene de startups”, menciono Luevano.

Boston Dynamics ha dependido históricamente de contratos gubernamentales y proyectos de alta inversión, mientras que Unitree democratiza el acceso, pues su robot cuadrúpedo Go1 se vende por menos de 3,000 dólares, comparado con los más de 70,000 de un Spot de Boston Dynamics. Si este modelo de negocio se aplica a los humanoides, Occidente podría enfrentar una guerra de precios sin precedentes, donde la calidad china, tradicionalmente vista como inferior, ya no es un problema crítico. La consultora Allied Market Research estima que el mercado global de robots humanoides superará los 17,000 millones de dólares para 2027. Si China logra escalar producción masiva y mantener bajos costos, podría capturar una porción significativa de ese mercado, forzando a sus rivales a reducir márgenes o abandonar segmentos enteros.

Estrategia geopolítica El avance en robótica no solo es económico es geopolítico. La inversión china en robótica sirve tanto para mejorar su imagen internacional (soft power) como para reforzar sus capacidades militares y logísticas (hard power). Un informe de RAND Corporation del año pasado advierte que la tecnología robótica china, si se integra en sectores de seguridad y defensa, puede cambiar el equilibrio en zonas como el Mar de China Meridional y Taiwán. Además, el dominio chino en cadenas de suministro críticas, incluyendo chips y motores para robótica, significa que EU y Europa podrían quedar en una posición dependiente si no fortalecen su producción local. Los robots humanoides chinos que corren no son solo una novedad tecnológica son una pieza central en la pugna global por el liderazgo económico y militar. Para EU, este fenómeno implica una amenaza triple pues puede perder mercado, tener más presión tecnológica y estar sujeto a un reposicionamiento geopolítico. La respuesta tendrá que ir más allá de la innovación; deberá incluir alianzas estratégicas, políticas industriales y nuevas regulaciones de mercado.

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