Los demócratas se lanzan a la ofensiva para recuperar terreno entre los votantes
No hay descanso de verano en la política estadounidense, ni aunque sus líderes se vayan de vacaciones. Los ciclos de votación cada dos años —los comicios presidenciales y los de medio mandato—, obligan a una campaña electoral permanente, sin respiros. Tras seis meses de gobierno de Donald Trump, en los que el republicano ha monopolizado la atención, los líderes, legisladores y estrategas demócratas tratan de aprovechar el parón legislativo de agosto para arrebatar la iniciativa a su rival y posicionarse lo mejor posible para su gran prioridad: ganar la mayoría en el Congreso en las legislativas del año que viene y abrir así una vía para recuperar la Casa Blanca en 2028. Eso incluye pasos como la espantada de los legisladores demócratas en Texas, que se han marchado en masa a otros Estados para evitar una reforma del mapa electoral que restaría escaños al partido en favor de los republicanos y complicaría muy mucho su meta.