Los Cabos: un atractor turístico ejemplar
El trabajo realizado en Los Cabos durante los últimos nueve años evidencia uno de los esfuerzos de diversificación turística y consolidación de conectividad más ambiciosos y consistentes del país. Hace una década, el destino turístico dependía peligrosamente de un solo origen: más del 50% de los visitantes provenían únicamente de California. No solo era un fenómeno estadístico, sino una idea normalizada entre actores de la región, que incluso desalentaban invertir en atraer otros mercados. Revertir esa concentración exigió explicar, convencer, socializar y construir una estrategia que partiera del riesgo real de depender de un solo estado y, al mismo tiempo, de la oportunidad de ampliar la base de visitantes de manera sostenible.
Los Cabos es un municipio de relativa reciente creación, pues nació en 1981. Actualmente es gobernado por Christian Agúndez Gómez, hijo de un exgobernador de esta entidad, quien ha trabajado de la mano del sector privado, no sólo para apoyar las obras sociales, sino para que los retos de la entidad se encaren en conjunto y la continuidad permita el éxito de los programas.
Para asumir el reto de diversificar el origen de los visitantes, por ejemplo, lo primero fue buscar nuevos turistas dentro de EU. Luego, trazar rutas de mediano y largo plazo hacia otros mercados prioritarios. La gestión con aerolíneas ha sido compleja. Para abrir Nueva York con JetBlue, la respuesta inicial fue un rotundo “no” y hubo que persuadirlos.
Con Copa Airlines, aerolínea que estrenará su primer vuelo con cuatro frecuencias a la semana el próximo 4 de diciembre, la negociación tomó nueve años y requirió demostrar meticulosamente que la demanda latinoamericana hacia Los Cabos existía, aunque se moviera con rutas difíciles de interpretar: viajeros del Caribe llegando vía Estados Unidos; mercados de Centroamérica divididos entre México y Houston; Sudamérica utilizando principalmente Ciudad de México como punto de conexión.
Con análisis de big data, estudios de tráfico indirecto y un business case sólido, Fiturca, que dirige Rodrigo Esponda, logró convencer a los tomadores de decisiones de que Los Cabos opera con una lógica diferente a otros destinos de playa en México por su mezcla de segmentos especializados: pesca deportiva, golf, wellness y gastronomía.
Paralelamente, la expansión interna también avanzó: de siete ciudades mexicanas conectadas directamente se pasó a dieciséis; de dieciocho ciudades estadounidenses, a 32. Se consolidaron once ciudades de Canadá, hay un vuelo desde Alemania en temporada y ahora el de Copa. La proporción de visitantes de California bajó de más del 50% a 30%, y aun cuando se mantiene como mercado principal, ya no existe el riesgo estructural de antes. Todo ello está respaldado por el crecimiento del volumen turístico –el destino pasó de 1.8 millones de pasajeros a 3.7 millones por año– y por un aumento notable del ticket promedio, que se duplicó en nueve años.
El éxito de Los Cabos no depende solo de la promoción. Su gobernanza público-privada, con sus fideicomisos ha permitido coordinación con hoteles, restaurantes, aeropuerto y autoridades. Los datos generados —encuestas, métricas de movilidad, percepciones del visitante y de la comunidad— alimentan decisiones y proyectos que preservan la competitividad. A un año de gobierno de Agúndez el rumbo se ha fortalecido, lo que perfila un caso de éxito replicable a nivel nacional.

