Los aranceles “Trump” y México: Fundamentos para una estrategia ganadora

Los aranceles “Trump” y México: Fundamentos para una estrategia ganadora

Con Donald Trump en Washington, México enfrenta un dilema geopolítico que solo puede resolverse con una política exterior pragmática y con fundamentos sólidos. Trump no es una anomalía: es la expresión de una nueva lógica económica estadounidense que prioriza la seguridad nacional por encima del libre comercio. Esto es obvio ante la velocidad de los cambios generados por las políticas trumpistas, sin una fuerza político-económica que las contrapongan dentro de Estados Unidos. Lejos de la pasión que Trump levanta, se puede inferir que la lógica disruptiva de sus políticas también abre oportunidades si México actúa con inteligencia estratégica.

En vez del alarmismo que a veces se apodera de los mercados ante tendencias que han venido perfilándose no desde abril de 2025, sino desde el 2017, consideramos que México debe trazar una estrategia basada en dos pilares: (1) fortalecer los vínculos con el sector económico que blinda al país frente a los vaivenes políticos de Washington—la industria automotriz—y (2) rediseñar la política migratoria en ambas fronteras, especialmente en la frontera sur, convirtiéndola en una herramienta de estabilización geopolítica.

Durante las guerras arancelarias de Trump 1.0, muchas empresas trasladaron operaciones desde Asia hacia México. Entre 2018 y 2022, las importaciones estadounidenses de autopartes desde México crecieron 35%, mientras que las provenientes de China cayeron 17 por ciento. Dos datos interesantes indican que México tal vez no sea de los más perjudicados de las guerras arancelarias:

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Infográfico EE

1) El superávit comercial de México con Estados Unidos ha ido aumentando más rápido cada año en la Era Trump (que se inicia no en 2025 sino en 2015 cuando Trump se convierte en el epicentro de la política mundial), junto con el de Vietnam. En 2024, México registró un superávit de 171,000 millones de dólares, mientras Vietnam registró uno de 123,000 millones. ¿A quién le impusieron más aranceles en abril? Vietnam está sujeto a 46% de tarifas recíprocas, mientras México fue exento, con la excepción del 25% de las tarifas en aluminio y en acero. Es cierto que México tiene el T-MEC como sombrilla, pero eso no disminuye el hecho de que, en el actual debate arancelario, la posición de Trump se ha enfocado más en Asia, con China y Vietnam en el centro del huracán.

2) Un eje fundamental que ayuda a México es que, si hay un incremento de tarifas en su sector automotriz, Estados Unidos tendría un problema de inflación muy rápido. Según un análisis del Budget Lab de la Universidad de Yale, si se aplicara el 25% de aranceles al sector automotriz, los precios de los automóviles aumentarían en promedio 13.5%, equivalente a un incremento de 6,400 dólares en el precio promedio de un auto nuevo en 2024. El nivel general de precios subiría entre 0.3% y 0.4%, lo que representaría una pérdida promedio para los consumidores de entre 500 a 600 dólares por hogar. Las pérdidas anuales para las familias en la parte inferior de la distribución del ingreso oscilarían entre 450 y 550 dólares en promedio, sin importar si compran o no un automóvil. En breve, los aranceles contra la industria automotriz mexicana no harían “America Great Again”.

Estrategia industrial 2.0

Para lograr un blindaje geoeconómico, México debe ir más allá del nearshoring e impulsar una estrategia industrial 2.0, basada en incentivos focalizados en estados clave como Nuevo León, Guanajuato y Querétaro, alineándose con los intereses de fabricantes de autos que buscan producir cerca del mercado estadounidense.

En paralelo, se requiere una política migratoria eficaz. Durante el mandato del ex presidente de Estados Unidos Joe Biden, los cruces fronterizos alcanzaron 10.3 millones de personas, frente a 1.9 millones en la administración Trump en su primer mandato. Un aumento de 432%. Esta cifra alimenta la narrativa del descontrol y refuerza la agenda política de Trump. La lección es evidente: a menor migración desde México, menor es la presión sobre las autoridades mexicanas y más margen de maniobra existe en la agenda comercial y de seguridad.

En consecuencia, México debe recalibrar su política migratoria: control con enfoque humanitario, cooperación regional, y actualización de su sistema para refugiados. Esta estrategia dual —industrial y migratoria— no es mágica, es pragmática. México ya cuenta con los fundamentos. Solo necesita reorganizarlos.

*El autor es fundador de Valerio Consulting Group

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