Lo hecho en México está bien hecho. ¿Cómo lo sabemos?

¿Alguna vez has escuchado sobre la industria de la evaluación de la conformidad? Se refiere al conjunto de actividades y procesos que verifican el cumplimiento de productos, servicios, sistemas o personas con requisitos establecidos en normas, reglamentos o especificaciones técnicas. Aparentemente no tiene nada que ver con nosotros, es un proceso invisible para la mayoría, sin embargo esta industria es fundamental para garantizar la calidad, seguridad y confiabilidad de bienes y servicios en diversos sectores.

En México en muchas ocasiones se tiene la percepción de que las cosas hechas en el país no están bien hechas, pero nada más alejado de la realidad, aquí existen muchas industrias de todas las magnitudes y la mayoría de las personas que las dirigen se preocupan por darnos productos que cubran la normatividad, por brindar confianza, y para ello certificar es importante.

En el dinámico y regulado mercado mexicano, la capacidad de una empresa para comercializar sus productos de manera exitosa y segura depende en gran medida de su cumplimiento con las 600 Normas Oficiales Mexicanas (NOMs) y los estándares de calidad. Es aquí donde los laboratorios de pruebas y los organismos de certificación de producto juegan un papel fundamental.

El Economista visitó NYCE, empresa de evaluación que trabaja con al menos 80 industrias. Desde juguetes, neumáticos, restaurantes, productos de belleza, textiles, hospitales, destilados, comida, prácticamente todo lo que consumimos se puede evaluar desde NYCE.

Juan Carlos Flores Acevedo, gerente de Laboratorio de Química y Alimentos en esta empresa, explica que sus laboratorios son facilitadores para la evaluación y verificación.

“Lo que hacemos es tomar los métodos que ya están descritos en la normatividad nacional o internacional y se reproducen en laboratorio, pues necesitamos que los productos se prueben siempre bajo las mismas condiciones y metodología, porque de esa manera se asegura que haya justicia para los productos”, señala Flores Acevedo.

Durante el recorrido por los laboratorios, nos pudimos percatar de diversos procesos de análisis. En este sitio se miden, por ejemplo, los grados de alcohol en una cerveza o un tequila, la pureza de un chocolate mediante la cantidad de cacao, la resistencia en un neumático, las propiedades de un textil, la medición de metales pesados como plomo, cadmio o arsénico en diversos productos; también la medición de bisfenoles, un grupo de compuestos químicos utilizados en la fabricación de plásticos y resinas, sobre todo para evitar su uso juguetes, entre otros productos.

Como podemos observar, se trata de una amplia lista de pruebas en el cumplimiento normativo y la calidad de productos en diversas industrias, estas empresas dedicadas a la evaluación, son aliadas a su vez del Sistema Nacional de Infraestructura de la Calidad (SNIC), que se encuentra regulado por la Ley de Infraestructura de la Calidad y la Plataforma Tecnológica Integral de Infraestructura de la Calidad. El SNIC busca coordinar a las diferentes autoridades y actores involucrados en la infraestructura de la calidad para garantizar su eficacia y promover la mejora continua.

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