Liderazgo y salud mental en la empresa: El nuevo pulso del bienestar corporativo

¿Puede un líder hablar de productividad sin abordar la salud mental? En 2025, la respuesta es un rotundo no. El tema dejó de ser un asunto personal para convertirse en un factor estratégico del desempeño organizacional. Y aunque el trabajo sigue siendo una poderosa fuente de bienestar, el entorno laboral mal gestionado puede convertirse en su contrario: un riesgo que erosiona el ánimo, el compromiso y la capacidad de innovar.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 15% de los adultos en edad laboral vive con algún trastorno mental, y cada año se pierden 12 mil millones de días de trabajo por depresión y ansiedad. El costo global asciende a un billón de dólares en pérdida de productividad. Si traducimos esas cifras al lenguaje empresarial, hablamos de líderes agotados, equipos desmotivados y resultados financieros afectados.

El trabajo, ¿puede sanar… o enfermar?

El trabajo decente —aquel que ofrece propósito, seguridad y comunidad— es una poderosa herramienta de salud mental. Nos da identidad, estructura y sentido de logro. Sin embargo, cuando las condiciones cambian y los riesgos psicosociales se multiplican, el lugar de trabajo puede convertirse en un espacio de ansiedad y exclusión.

Entre los riesgos para la salud mental en el trabajo se encuentran las cargas excesivas, los horarios inflexibles, la falta de control sobre las tareas, el acoso, la discriminación, la inseguridad y la cultura organizacional autoritaria. Cada uno de estos factores puede detonar o agravar padecimientos emocionales. Si agregamos las variables de carácter personal y familiar, el tema se vuelve todavía más complejo.

En México, donde la cultura laboral ha privilegiado por años la resistencia y la presencialidad total al trabajo, muchos líderes siguen midiendo la productividad por horas de asistencia, no por resultados. Pero los datos son contundentes: la fatiga, el agotamiento y la ansiedad no son medallas al esfuerzo; son alarmas que advierten que algo estructural necesita cambiar.

Liderar con empatía: el nuevo reto de los jefes

La OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomiendan un principio claro: el liderazgo empático es la primera línea de defensa contra el deterioro de la salud mental laboral. Los líderes, más que los programas o las políticas, son quienes pueden convertir el bienestar en una realidad cotidiana.

En esta consideración sobre la empatía, invito a los líderes a reflexionar sobre cómo se están comunicando con los colaboradores y colegas en el centro de trabajo. No hay duda y lo he comentado en diversos foros: si nuestro propósito incluye crear un ambiente laboral favorable, procurando el equilibrio personal y profesional, será indispensable comenzar con el desarrollo del propio líder.

Un buen liderazgo no se mide exclusivamente por los indicadores financieros, sino por la capacidad para crear entornos psicológicamente seguros, donde las personas se sientan escuchadas, valoradas y apoyadas. Capacitar a las jefaturas y mandos medios para mantener una comunicación abierta y aplicar una escucha activa no es una cuestión de “blandura”: es una inversión en productividad sostenible. Ignorar los síntomas del estrés o la depresión en un colaborador puede derivar en ausentismo, rotación o incluso pérdida de talento clave.

De la prevención a la acción

La gestión moderna de la salud mental debe abordarse con la misma rigurosidad con la que se evalúan los riesgos financieros. La prevención empieza por mapear los riesgos psicosociales: identificar cargas excesivas, revisar horarios, ajustar expectativas y mejorar la comunicación.

De acuerdo con la OMS, las intervenciones institucionales más efectivas incluyen:

  • Diseñar políticas claras contra la violencia y el acoso.
  • Promover modalidades flexibles de trabajo para conciliar la vida personal y laboral.
  • Invertir en desarrollo profesional y capacitación constante.
  • Fomentar el trabajo colaborativo en lugar de la competencia interna.

Estas acciones reducen la tensión laboral y fortalecen la confianza y la lealtad del personal. Un entorno sano genera equipos más comprometidos, con menor rotación y mayor capacidad creativa.

Cultura y liderazgo: la fórmula del cambio

Un liderazgo comprometido se refleja en decisiones concretas: asignar presupuesto al bienestar, incluir métricas de salud mental en los tableros de desempeño de la organización con la misma seriedad que los resultados financieros.

El liderazgo consciente es hoy el activo más valioso de una empresa. Significa entender que los seres humanos no somos recursos reemplazables, sino capital vivo que siente, se cansa y necesita apoyo para desplegar su potencial. Por tanto, la salud mental no puede ser un tema de moda ni un check en la agenda de responsabilidad social. Es un pilar estratégico del éxito empresarial.

De la obligación al compromiso

En México, normas como la NOM-035 y la NOM-037 han marcado un antes y un después en la manera en cómo las empresas deben abordar los factores de riesgo psicosocial y la seguridad de sus colaboradores. Pero la regulación no basta.

Cumplir la norma es un deber y cuidar genuinamente la salud mental es una convicción. Los líderes que van un paso adelante entienden que el bienestar emocional de su gente es un multiplicador del rendimiento, la innovación y la reputación corporativa.

El gran desafío para los directivos de Recursos Humanos y los CEOs en 2025 será integrar la salud mental en la cultura organizacional como un eje transversal, no como un programa periférico.

Hacia una empresa emocionalmente inteligente

La empresa emocionalmente inteligente no teme hablar de salud mental; la incorpora en su lenguaje cotidiano. Reconoce que la vulnerabilidad no es debilidad, sino un canal para construir confianza. En ella, los líderes son formados para dirigir, conectar, entender y acompañar.

El bienestar ya no se delega al área de Recursos Humanos; se convierte en una responsabilidad compartida. ¿Qué estrategia, planes y acciones están implementándose en tu organización? Es momento de reflexionar sin dejar de actuar, teniendo presente la que considero una regla de oro: comenzar con el cuidado de uno mismo.

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