Las finanzas públicas a prueba el resto del sexenio

Leí con atención el artículo de Alejandro Werner, del domingo pasado, publicado en un diario de circulación nacional en el que se refiere a las decisiones de la administración de la presidenta Sheinbaum implícitas en el Paquete Económico 2026 enviado al Congreso de la Unión el 8 de septiembre. Con mucha claridad expone cómo el gobierno ha elegido poner a prueba los mercados, posponiendo la reducción del déficit en las finanzas públicas, lo que en sus estimaciones se traduce en un escenario para el final del sexenio en el que el endeudamiento del sector público como proporción del PIB se ubique en alrededor de 60 por ciento.

Sólo para poner en contexto, en los últimos dos sexenios que la 4T se empeña en etiquetar como “neoliberales” el endeudamiento como proporción del PIB pasó de 28.2 por ciento a 43.6 por ciento, es decir, creció en 15.4 puntos porcentuales respecto al tamaño de la economía. De sostenerse lo que Werner estima, en dos sexenios de la 4T, el nivel de endeudamiento se habría incrementado de 43.6 por ciento a 60 por ciento, es decir, 16.4 puntos porcentuales respecto al tamaño de la economía. Ello significa que la promesa reiterada de que la 4T traería grandes cambios para el país sin endeudarnos, no solo habrá fracasado en cumplirse, sino peor aún, dejará al país en un nivel complicado, sobre todo porque México es el país miembro de la OCDE con el menor nivel de ingresos tributarios como proporción del PIB.

Desde que se presentó el Paquete Económico 2026, quedó claro que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) nuevamente había construido dicho instrumento con previsiones más que optimistas sobre el crecimiento de la economía, lo que en los hechos significa que los ingresos que se utilizaron para armar dicho paquete, estarían sobre-estimados, es decir, que los ingresos reales que se observarán en 2026 estarán por debajo de los que se utilizaron para calcular cómo se distribuiría el gasto a ejercer el próximo año. En su artículo, Werner nos advierte que otra consecuencia de ser muy optimistas en el crecimiento económico esperado, es que el gasto en pensiones se subestima, es decir, que el gasto que en este rubro se observará en 2026 muy probablemente será mayor al que SHCP estimó para el próximo año.

De hecho, desde que se envió a la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto para 2026, llamó poderosamente la atención un gasto en el rubro de pensiones contributivas con un incremento en términos reales de alrededor de 0.5 por ciento. Para darnos una idea de lo poco creíble que resulta el monto propuesto para 2026, resulta de utilidad revisar el dato que revela el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C. (CIEP) sobre el ritmo de crecimiento promedio anual del gasto en materia de pensiones contributivas: 5.0 por ciento real anual.

Así que mientras el gobierno se pone optimista sobre el ritmo de crecimiento de la economía y propone números demasiado conservadores sobre el incremento en el gasto en pensiones contributivas, y que no ha logrado cumplir con su meta en materia de déficit en las finanzas públicas, nos perfilaremos a un año 2027 en el que habrá elecciones y difícilmente el gobierno se disciplinará en el ejercicio del gasto. De hecho, tal como ocurrió en 2024, es probable que presionado por las grietas internas que ya se asoman en el grupo en el poder, se busque asegurar a toda costa un triunfo en las elecciones para asegurar la mayoría que hoy se tiene en la Cámara de Diputados, abriendo la chequera para todos los programas sociales y los proyectos de infraestructura de la actual administración, a costa de las finanzas públicas. En una de ésas, la previsión del endeudamiento de 60 por ciento con relación al PIB para 2030 que estima Alejandro Werner, se queda corta.

*El autor es economista.

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