Las empresas y la desigualdad laboral en América Latina

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha publicado recientemente la Guía para Promover la Igualdad de Género en las Empresas de América Latina y el Caribe. Se trata de una hoja de ruta para desarrollar estrategias que reduzcan brechas de igualdad de género en las empresas y un muy útil compendio de las mejores prácticas en la región. Se trata también de un sólido recuento de datos con respecto a lo que nos falta para alcanzar equidad de género en las empresas latinoamericanas y lo que podemos ganar como sociedad y economía si logramos avanzar. La disparidad es importante: mientras que el 90% de los hombres entre 25 y 65 años participan de los mercados laborales, las mujeres solamente en 65%. La brecha salarial de género en la región latinoamericana es de 12%, pero ajustada a factores como nivel educativo, campo de estudio y experiencia laboral se eleva a 22 por ciento.

De acuerdo con las fuentes citadas en el estudio del BID, en América Latina, los hombres realizamos 11 horas a la semana de trabajo no remunerado, mientras que las mujeres 22. Los cuidados no remunerados en la región representan el 26.5% del PIB; las mujeres aportan 17.5 puntos porcentuales, es decir, 2.8 veces más que los hombres. Eso significa que buena parte de la desigualdad se deriva de la disparidad en el trabajo de cuidados no remunerado que realizan las mujeres en relación con los hombres, por lo que ofrecer servicios de cuidado puede cambiar el escenario.

Eso quedó de manifiesto en la crisis de covid, cuando los servicios de cuidado se vieron afectados de manera muy severa; en ese momento, las mujeres sufrieron el 56% de las pérdidas de empleo, cuando representaban el 42% de la fuerza laboral.

Datos para México muestran que la disponibilidad de servicios de cuidados para las mujeres trabajadoras con hijos de 0 a 3 años incrementó en 4.5 puntos porcentuales su participación en el mercado laboral. Estudios para Chile muestran también que tener un centro de cuidado infantil cerca del centro de trabajo reduce de manera significativa las tasas de rotación laboral. Esto es, los servicios de cuidado pueden hacer la diferencia en favor de la mejor participación laboral de las mujeres.

El estudio del BID ofrece evidencia de que las empresas dirigidas por mujeres son tres veces más pequeñas que las dirigidas por hombres, y generalmente operan en sectores menos innovadores, como el comercio minorista, muchas veces en el sector informal. Solamente el 1% del gasto asociado del gasto de las grandes empresas está dirigido a empresas dirigidas por mujeres, cuando una cuarta parte de las empresas de la región están dirigidas por ellas.

Actualmente, el 60% de los grados universitarios de la región son obtenidos por mujeres; sin embargo, su talento no se aprovecha plenamente, ya que están subrepresentadas en órganos directivos, en el emprendimiento y en el empleo formal, por lo que el cierre de las brechas de género en el ámbito laboral puede generar ganancias de entre 4 y 15 puntos del PIB, dependiendo del país.

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