Las ejecuciones por pena de muerte en el mundo aumentan por cuarto año hasta su cifra más alta desde 2015
Laila Ghaemi murió ahorcada el pasado 2 de octubre después de ocho años en el corredor de la muerte en Irán, condenada por el asesinato de su marido, a quien estranguló cuando le encontró violando a su hija. La ejecución de Ghaemi fue una de las 972 que se perpetraron en ese país, una cifra un 14% mayor a la de 2023, cuando el régimen ajustició a 853 personas. Es uno de los países, junto con Arabia Saudí e Irak, donde más han subido estas muertes. La cifra total en el mundo se eleva a 1.518 en 2024, un 32% más que el año previo y la más elevada desde el pico de 2015, según el informe anual sobre la materia de Amnistía Internacional, publicado este martes. Y estas son las que se conocen porque la organización de derechos humanos calcula en “miles” las ejecuciones en China, que no aporta información fiable y dificulta cualquier tipo de confirmación independiente.