Las ciudades del futuro: del ladrillo a la colaboración inteligente

Las ciudades del futuro: del ladrillo a la colaboración inteligente

Las ciudades están cambiando. Y no es un cambio estético o funcional, es un cambio de fondo: cómo vivimos, cómo trabajamos y cómo nos relacionamos está siendo redefinido. Lo físico ya no es el límite. Hoy podemos vivir en Ciudad de México, estudiar en Harvard, trabajar para una startup en Medellín o Berlín y compartir ideas con un equipo en Singapur o en Río de Janeiro. Las fronteras urbanas, tal como las conocíamos, se están disolviendo y la forma en que habitamos los espacios e incluso la forma de nuestras familias, ha cambiado y de forma acelerada.

Para entender este fenómeno, es útil repasar brevemente la historia. En su origen, muchos centros poblados surgieron por razones económicas: primero, los grandes terratenientes entregaban pequeñas porciones de tierra a sus trabajadores como forma de pago. Luego, la industrialización concentró miles de personas alrededor de fábricas. Durante décadas, la lógica fue clara: la gente vivía donde estaba el trabajo.

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Antes las familias eran más grandes, para entender un poco sobre esto en México en el año 2000 las viviendas eran ocupadas aproximadamente por 4.4 personas, en el 2010 pasó a 3.9, en el 2020 a 3.6 y se estima que en el 2030 el tamaño promedio de los hogares sea de 3.3 personas.

Pero en los últimos años —y especialmente tras la pandemia— esta lógica colapsó. El trabajo remoto masivo probó que la productividad no depende de la presencia física en todas las industrias, algunas pueden hacerlo 100% de forma remota. Según McKinsey, hasta 20% de los trabajadores en economías avanzadas pueden operar desde casa de forma permanente sin pérdida de eficiencia.

Personalmente creo que cuando existen procesos de crecimiento acelerado, genera mucho valor que las compañías tengan espacios de colaboración y encuentros físicos ya que permiten mayor desempeño a la hora de transformar grandes procesos o incluso industrias. Esto abre la puerta a una nueva pregunta: ¿cómo serán las ciudades del futuro?

De ciudades físicas a co-ciudades

Personalmente creo en el poder transformador de la colaboración física, pero también en la eficiencia de los equipos globales. Esa dualidad nos está llevando a un modelo híbrido no solo en el trabajo, si no en todos los ámbitos que yo llamo co-ciudades: espacios donde se vive por etapas, se paga por uso y se prioriza la colaboración sobre la propiedad.

Estas son algunas transformaciones que ya se están gestando alrededor del mundo:

  1. Nuevas ciudades compactas y multipropósitoEn vez de megaciudades extendidas, veremos comunidades pequeñas, incluso ciudades dentro de las ciudades como lo suelen llamar algunos desarrolladores que se encuentran bien conectadas, con todo cerca: vivienda, salud, entretenimiento, educación y trabajo. Modelos como los de la ciudad de los 15 minutos (París) o The Line en Arabia Saudita, donde cada necesidad está a pocos pasos, marcan el camino.
  2. Propiedad líquida y flexibleLas nuevas generaciones ya no sueñan con pagar una hipoteca de 30 años y tener un único apartamento para toda la vida. En su lugar, buscan movilidad, acceso a nuevas oportunidades con ese capital, y libertad para moverse y tomar decisiones más rápido. El modelo de propiedad compartida, alquiler con membresía o participación en fondos inmobiliarios urbanos está creciendo. Según Deloitte, para 2030, más del 60% de los millennials preferirá rentar o suscribirse a espacios habitacionales en lugar de comprarlos.
  3. Ciudades por momentos de vidaLa idea de vivir toda la vida en un mismo lugar está en vía de extinción. Tendremos ciudades para la juventud, para estudiar, para trabajar, para retirarse. Ciudades gay-friendly, ciudades académicas, ciudades creativas. Urbanismo emocional y segmentado. Esto no es ciencia ficción, ya existen propuestas como Zuzalu en Europa del Este, una ciudad temporal diseñada para experimentos de vida comunitaria y colaboración intelectual.
  4. Ciudades hiperconectadas e inteligentes.La inteligencia artificial y el internet de las cosas ya están moldeando nuevas formas de habitar. Desde transporte autónomo (que reducirá en más de un 90% los accidentes de tránsito) hasta vigilancia predictiva basada en reconocimiento facial, pasando por sistemas de salud que detectan enfermedades antes de que aparezcan, gracias al análisis de nuestros hábitos alimenticios y biométricos.En ciudades como Songdo (Corea del Sur), los sensores urbanos controlan desde la recolección de basuras hasta el uso de energía en tiempo real. En Barcelona, los ciudadanos ya gestionan parte de sus datos como “bienes comunes digitales”.
  5. Agricultura vertical y autonomía alimentariaLas ciudades del futuro también producirán su comida. Con menos tierra cultivable, el auge de los rascacielos agrícolas es inevitable. Singapur ya genera más del 10% de sus vegetales en huertas urbanas verticales y planea llegar al 30% en menos de una década.
  6. Infraestructura como servicioEl concepto de pagar por usar un auto, una aplicación o una plataforma se trasladará a la vida urbana. Ya no será necesario comprar una casa: se pagará por habitar una red de espacios conectados que ofrecen vivienda, transporte, recreación y servicios. El urbanismo como servicio, completamente suscribible y desafiando las preguntas claves como: ¿lo público es de propiedad privada al servicio de lo público?
  7. Educación distribuida y laboratorios compartidosLa universidad también se transforma. Hoy, Harvard, Stanford y el Tec de Monterrey ofrecen programas globales a distancia. Pero en el futuro, veremos laboratorios físicos compartidos por múltiples instituciones. Un joven podrá estudiar teoría desde casa, pero colaborar en un centro experimental donde confluyen estudiantes de diferentes universidades globales. La educación será global en contenido y local en experiencia colaborativa. ¿Cómo sería un espacio en Ciudad de México donde estudien bajo un mismo espacios 100 estudiantes de las mejores universidades del mundo con un propósito común de transformar la historia de un país o de una organización? No es hablando de estudios 100% digitales, parte de la educación es digital pero la colaboración física juega un papel fundamental.

¿Y más allá de la Tierra?

Sí, también se están diseñando ciudades flotantes y ciudades espaciales. Oceanix desarrolla con ONU-Hábitat un prototipo de ciudad marina sostenible para enfrentar el aumento del nivel del mar. Y SpaceX ya tiene planes para colonias marcianas en los próximos 30 años. Urbanismo sin gravedad, pero con visión.

En conclusión

Las ciudades del futuro no serán definidas por su infraestructura, sino por su capacidad de adaptarse a la vida de las personas. Serán plataformas vivas que evolucionan con nuestros ritmos, valores y tecnologías. Como vicepresidente de Growth en Tuhabi y apasionado por el desarrollo urbano veo esta transformación no solo como una necesidad, sino como una gran oportunidad para redefinir la forma en que habitamos el mundo, liberando capital, tiempo y potencial humano.

El reto ahora es que nuestras políticas, marcos legales y modelos de negocio estén a la altura del futuro que ya comenzó.

** El autor es Vicepresidente de Growth en Tuhabi.

Felipe es mercadólogo con 20 años de experiencia en diferentes industrias como retail, construcción, inmobiliario, gobierno e instituciones financieras. Ha dirigido agencias de marketing digital del sector inmobiliario como Habla Creativo y Vecindario.

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