Las cinco preguntas que debes hacerte cada vez que te pagan (Parte 2 de 5)

Las cinco preguntas que debes hacerte cada vez que te pagan (Parte 2 de 5)

En la columna anterior hablamos de una pregunta que se enfoca en nuestra realidad inmediata: ¿qué necesito que este dinero haga por mí antes de que me vuelvan a pagar?

Pero no podemos quedarnos ahí. Como todos sabemos, existen en la vida gastos poco frecuentes, que no ocurren cada mes y que suelen ser grandes. Por ejemplo: pago del predial y de tenencias, inscripciones anuales, el regreso a clases (compra de uniformes y útiles escolares), servicios del coche, primas de seguros, visitas al dentista (y otros gastos médicos), vacaciones y viajes, regalos de navidad, entre otros.

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Estas son cosas que a muchísima gente les agarra en curva. Causan un desequilibrio financiero importante, lo que obliga a mucha gente a tener que endeudarse para salir del paso.

Sin embargo, no son imprevistos: sabemos que vendrán. Aunque no ocurren cada mes, sí forman parte de nuestros gastos que tenemos que considerar como parte de nuestro plan. Por eso, la segunda pregunta es:

2 – ¿Cuáles son los gastos irregulares (poco frecuentes) y los gastos grandes que debo preparar?

Como estos gastos forman parte de mi plan, cada mes puedo poner un poquito de dinero a estas categorías. Así las voy fondeando poco a poco, quincena a quincena y en la medida de mis posibilidades. Buscando siempre un equilibrio.

Entonces, por ejemplo, cuando hay que pagar el predial, ya tengo fondeada la categoría. El dinero está ahí, disponible. No me tengo que preocupar, ni estresar. Simplemente lo pago y sigo fondeando la categoría para el año que viene. Eso da una enorme paz. Es el secreto para tener siempre una buena estabilidad financiera y evitar los sobresaltos.

En este espacio he contado cómo mi primer coche lo compré a crédito, como muchas personas. Era un préstamo a sólo 18 meses, sin intereses, por lo que la mensualidad era un tanto elevada.

Cuando finalmente lo terminé de pagar, decidí continuar pagando la mitad de esa mensualidad, pero a mí mismo, en lugar de a la financiera. En mi plan de gastos, creé un fondo para cambio de auto (el cual también usaba para pagar mantenimientos y otros gastos relacionados). Gracias a eso, los demás autos que he tenido los he pagado de contado, una vez que tengo el dinero suficiente.

También pago la prima de mis seguros de forma anual, porque es muchísimo más barato. Simplemente, en lugar de pagar mensual a la aseguradora, me pago a mí mismo (fondeo la categoría cada mes, de forma tal que cuando llega la prima anual, tengo el dinero disponible).

Desde luego, cuando uno empieza con un plan de gastos, lograr esto no es nada fácil. Como comenté en la primera parte de esta serie, yo vivía, sin darme cuenta, un mes por detrás: parte de lo que ganaba este mes lo tenía que usar para pagar el total de mis tarjetas de crédito (las compras del mes pasado). Me tomó algunos meses ponerme al corriente con eso.

La mayoría de la gente usa meses sin intereses para pagar muchos de sus gastos grandes y por lo tanto parte del dinero que ganan hoy, lo tienen que usar para pagar esas mensualidades. Eso les resta capacidad de ahorro. No alcanza para fondear estas categorías para el próximo año.

Lo que yo hice fue empezar poco a poco y fondear según mi capacidad, con paciencia y según mis prioridades. Aprovechaba para ello parte de mis ingresos irregulares como bonos o aguinaldo.

Eso es lo bonito del plan de gastos: es una herramienta que ayuda a tomar decisiones informadas sobre el dinero. Hay veces que cambian las prioridades o que surgen necesidades que no estaban contempladas, entonces uno ajusta su plan. No es pecado mover dinero de una categoría a otra.

Por ejemplo: supongamos que a mitad de mes viene un amigo que vive en el extranjero y lo queremos invitar a comer. Eso no lo teníamos planeado y no tenemos dinero suficiente en la categoría de “restaurantes”. ¿Qué hacemos entonces? Revisar nuestro plan y ver de cuáles otras podemos tomar un poco de dinero y moverlo a “restaurantes”. Nos reorganizamos. Ese es el secreto para mantener el control de nuestro plan de gastos y por lo tanto de nuestro dinero.

En resumen, los gastos irregulares son parte de nuestro gasto que debemos integrar en nuestro plan, para no tener sorpresas y mantener estabilidad financiera. Las compras grandes se planean con tiempo. Aunque se vale usar los meses sin intereses de vez en cuando, al final son un compromiso que nos resta flexibilidad (porque ese dinero ya está gastado, tenemos que pagar la mensualidad sí a sí, no podemos usarlo para otra cosa).

En la siguiente entrega la pregunta que permite empezar a vivir un mes por delante.

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