Ladrones de energía: Cuando los jefes agotan a los trabajadores

En las organizaciones, la energía no solo se mide con el consumo eléctrico, también en la motivación, creatividad y disposición del equipo; sin embargo, puede haber diversos factores, o personas, que afecten la productividad o la energía emocional, a esto se le conocer como ladrones de energía.
Si bien, los jefes son quienes se encargan de impulsar al talento, también pueden convertirse en ladrones de energía, sobre todo cuando la gestión se centra en la falta de respeto o impulsan comportamientos abusivos y una competencia desleal, señala Nora Taboada, fundadora de AFE-Liderazgo Consciente.
Te puede interesar
-
El Empresario
Evita el micromanagement y apuesta por crear equipos autónomos
El Empresario
Perfeccionismo tóxico, cuando liderar se convierte en controlar
Este tipo de jefe te quita energía porque te ves obligado a protegerte emocionalmente, y por lo tanto no se puede trabajar con espontaneidad, con autenticidad, porque tienes que filtrar cada palabra o sobre analizar tus interacciones para que no te ataquen o recibir un desgaste”.
Además, la comunicación poco clara y los cambios de opinión generan incertidumbre y que el equipo no tenga claridad de si está haciendo bien o mal las cosas.
De hecho, 54% de los colaboradores renuncia por malos jefes, de acuerdo con MetLife. Además, 32% de los trabajadores renunciaría si consideran que su trabajo no es valorado, así lo destaca Ipsos.
Patrones que desgastan
Entre los principales comportamientos que roban energía y generan un clima hostil y competitivo que desgasta la colaboración son:
- Descalificaciones personales.
- Sarcasmo reiterado.
- Interrupciones constantes.
- Exclusión de decisiones importantes.
- Microagresiones.
- Micromanagement
- Gaslighting.
- Adjudicarse logros ajenos.
- Hacer promesas que no se cumplen.
- Comparaciones constantes.
Pero no se trata solo de un problema individual. Muchas veces es parte de la cultura corporativa. “Si la cultura está enfocada en resultados, en el qué y no en el cómo, surgen estos comportamientos. Se tolera que un jefe ‘truene’ a su equipo porque cumple y supera las metas”, explica Taboada.
Los ladrones de tiempo no solo afectan al clima laboral, también aumentan la rotación y ausentismo, así como falta de innovación y deterioro de la salud física y mental. “He visto a personas terminar con parálisis facial o con cajones llenos de pastillas para la gastritis y el dolor de cabeza”, advierte Nora Taboada.
Ladrones de tiempo y concentración
Además de las personas, también hay patrones organizacionales que roban energía, tanto a jefes como a colaboradores, como las juntas innecesarias, falta de priorización —porque todo es urgente — cambios constantes mal gestionados y ausencia de una cultura de bienestar.
Si a esto se suma que el descanso no se valora y no se ve como parte de la productividad, entonces, la gente se llega a sentir culpable si descansa o se desconecta. De hecho, Microsoft Work Lab señala que los trabajadores reciben en promedio 275 interrupciones al día, como mensajes, reuniones y notificación, lo que significa una interrupción cada dos minutos.
“Esto impide entrar en el estado de concentración profunda necesario para generar ideas estratégicas e innovadoras”.
¿Cómo combatirlos?
Nora Taboada señala que para combatir los ladrones de tiempo se requiere actuar en tres frentes: cultura, estructura y liderazgo. Las organizaciones deben poner a las personas en el centro como pilar estratégico del negocio, medir el clima laboral, recompensar las buenas prácticas y capacitar a los líderes para promover la seguridad psicológica.
Muchos de estos comportamientos no se ejercen con dolo, sino que responden a un modelo de liderazgo autoritario que antes funcionaba, pero que hoy es insostenible.
Un liderazgo saludable no solo cuida los resultados financieros, también la energía del equipo, porque si se drena, el negocio pierde, en cambio si se impulsa, la organización crece.