La violencia arrecia en Culiacán: “Es la limpia de lo que queda”
La sangre jalona los días en Sinaloa, descripción útil para casi cualquiera de las últimas 60 semanas, año y apéndice en que el Estado, y particularmente su capital, Culiacán, han vivido en guerra. La batalla entre facciones del Cartel del Pacífico arrecia por oleadas, como la de la última semana, que dejó casi medio centenar de asesinatos, situación difícil de interpretar. A veces, balaceras, ataques y persecuciones se dan en la parte alta de Culiacán, a veces, en las zonas sureñas. Otras ocurren en municipios algo más al sur o al norte, caso de Navolato y otras más, raras, en realidad, en Guasave o Los Mochis, ya camino de Sonora. “Es la limpia de lo que queda”, dice un agente de las corporaciones de seguridad desplegadas en la capital, con años de experiencia en la zona.

