La vía para mejorar la eficiencia en la industria automotriz ante los aranceles
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La avalancha de tiempos volátiles e inciertos que hemos vivido durante el primer cuarto del siglo XXI continua, y para México, uno de los grandes retos por enfrentar está relacionado con la imposición de aranceles a las importaciones mexicanas por parte de Estados Unidos, donde uno de los sectores con mayor impacto es la industria automotriz, debido a los insumos intermedios que se procesan y se ensamblan de forma directa entre Estados Unidos y México.
De acuerdo con información de la Secretaría de Economía, durante 2024 la inversión extranjera registró un nivel por arriba de 36,000 millones de dólares, de los cuales, más de 14,000 millones estuvieron relacionados con proyectos de la industria automotriz. Dadas estas circunstancias, las empresas mexicanas deben adoptar un enfoque estratégico de eficiencia operativa para no perder competitividad y enfrentar las crecientes presiones en la región de América del Norte, y esto no puede ser una excepción para las que están insertadas en la competitiva cadena de suministro de esta industria, la cual, siempre se ha caracterizado por ofrecer productos de alta calidad, cumplir plazos ajustados y afrontar costos fluctuantes. En este panorama, las organizaciones deben evaluar nuevas formas de optimizar sus operaciones. Algunas están incorporando tecnologías avanzadas, otras están rediseñando procesos internos, digitalizando flujos o buscando modelos de colaboración más ágiles. Cada estrategia tiene sus ventajas, pero todas coinciden en una necesidad: liberar recursos, mejorar la especialización y enfocar los esfuerzos en el núcleo del negocio. En este sentido, la externalización de procesos emerge como una alternativa viable, adaptable y cada vez más adoptada globalmente. Es aquí donde cobra relevancia la tercerización, externalización o traslado de funciones que forman parte de los actuales procesos productivos a otras unidades de producción. Es una realidad que, tradicionalmente, muchas empresas que integran la industria automotriz en México han gestionado todos los aspectos de la producción internamente; así como que, existen opiniones encontradas provocadas por costumbres, desinformación, desconocimiento e incorrecta asesoría sobre si la figura de externalización de procesos y servicios afecta a la economía, a las empresas y a los trabajadores. Nada más alejado de la realidad: cuando se implementa correctamente, esta estrategia puede ofrecer múltiples beneficios. Una empresa que decide tercerizar funciones específicas a un proveedor especializado no solo reduce costos potencialmente, sino que también gana eficiencia, optimiza la productividad, reduce los tiempos de respuesta y puede mantener el enfoque en su actividad principal, aprovechando la experiencia y capacidades del socio que ejecuta el proceso externalizado. Imagina a cualquier empresa que está insertada en la cadena de suministro automotriz del mercado mexicano, sin importar el tamaño, en su interior existen procesos y servicios críticos y no críticos, relacionados con funciones completas de contabilidad, administración, nóminas, soporte a clientes, manufactura, inspección y calidad, gestión de tecnologías de información e infraestructura, mercadotecnia, investigación, venta y posventa, recursos humanos, logística, almacenaje, distribución, gestión de actividades, legales, entre otras; en estas empresas, el nivel de conocimiento y competencia, no siempre es el más adecuado, lo que provoca que no pueda mantenerse el correcto enfoque hacia el objeto principal del negocio, por lo tanto, se detiene su progreso y avance de igual forma, para todos estos procesos y servicios críticos y no críticos, es necesario que se tenga acceso a los adecuados recursos especializados que les permitan operar de forma correcta y alcanzar los mejores resultados posibles para sus clientes, colaboradores, accionistas, proveedores y comunidad en donde se encuentran. Aunado a esto, no pueden pasar desapercibidas algunas de las características de la industria automotriz, como la volatilidad de la demanda y la flexibilidad para gestionar distintos niveles de producción.
Por esto, durante una crisis geopolítica y económica como la actual, se vuelve viable el considerar la tercerización como parte de la estrategia de negocio, ya que es una herramienta poderosa y probada, no solamente por su capacidad para reducir costos y mejorar la productividad operativa, a través de la racionalización de las operaciones y el incremento de su agilidad, velocidad y flexibilidad, sino también, garantizando los correctos estándares de seguridad y calidad e impulsando la escalabilidad de las operaciones, lo cual, es muy necesario para adaptarse a las fluctuaciones del mercado. Sin lugar a duda, la externalización de procesos, servicios y/o creación de bienes se debe convertir en una herramienta estratégica habitual para cualquier empresa en México, buscando siempre asociarse con el correcto proveedor, para que así se puedan liberar recursos internos, que le permitan siempre centrarse en sus competencias básicas, con el principal objetivo de mejorar las capacidades de producción e impulsar avances tecnológicos y así adoptar formas de trabajo que impulsen la generación de crecimiento en la participación del mercado, de la rentabilidad de la organización y de la capacidad de competir en mejores condiciones en estas nuevas circunstancias de pleno rediseño del mercado global. ____ Nota del editor: Gabriel Aparicio es director general de Kelly México. Es Licenciado en Ingeniería Industrial en Sistemas Organizacionales y maestro en Administración de Empresas, ambos por la Universidad La Salle. Tiene más de 30 años de experiencia en el desarrollo e implementación de soluciones globales y nacionales. Síguelo en LinkedIn. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión
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