La transición incierta

La economía mundial se ha visto afectada por la desaceleración económica que ocurre en Estados Unidos, la Zona Euro y Japón.

En Estados Unidos hay una contracción del consumo, menor actividad empresarial, reducción de exportaciones. En la Zona Euro el crecimiento económico es de apenas 1.0% y está definiendo una autonomía militar defensiva que está demandando muchos recursos presupuestales. En Japón la economía está en niveles bajos después de que vivió una represión financiera que asfixió el crecimiento. Las tres economías representan 60% del Producto Interno Bruto mundial, por lo que su influencia mundial es determinante.

China, que es la segunda economía más importante del mundo, tiene este año una estimación de crecimiento económico de 5.0%, uno de los más altos, en comparación con todos los demás países, aunque hace 10 años crecía a 10 por ciento.

No se ven en el horizonte perspectivas de una rápida expansión. Pero, además, ahora la política de los bancos centrales dominantes son las que fijan las reglas del juego, con las tasas de interés, la liquidez y la inflación.

Hay una tensión e incertidumbre por los aranceles que ha impuesto Estados Unidos, pero también los conflictos geopolíticos con dos ejes de escalada peligrosa, Ucrania e Israel-Irán. Son graves por sus efectos políticos y económicos en tiempos de paz.

También lo que caracteriza el presente político y económico global es lo inesperado de las decisiones de los países que ejercen liderazgos, específicamente Estados Unidos, cuyo gobierno se maneja bajo criterios transaccionales y sorpresivos. Esto vulnera el funcionamiento de las instituciones internacionales que fueron creadas para garantizar la cooperación, la paz y el respeto a la soberanía de los países. Hay equilibrios económicos que se están rompiendo y ello es grave.

La falta de compromisos de Trump con la OTAN pone a los países europeos en un estado de alerta, agudizada por la relación de simpatía entre Trump y Putin que privilegian sus intereses personales.

Con China, Estados Unidos muestra agresividad pero también contención. Por parte del gobierno chino prudencia y ambigüedad. El poder económico de China le permite ser un actor mundial relevante en la producción manufacturera, en la tecnología y en la inversión. Es un importante acreedor internacional de recursos de crédito e inversión en muchos países importantes.

Dice Dambisa Moyo, especialista en economía internacional: “A la par de la desaceleración del crecimiento mundial, se instrumentalizan en forma hostil el comercio, las finanzas, la energía, la Inteligencia Artificial y la inmigración, lo cual genera un grado de complejidad que hará más difícil anticipar los resultados de las políticas. En la práctica es probable que la complejidad y la pérdida de visibilidad estrechen los horizontes temporales de decisiones cruciales sobre la asignación de capital y recursos humanos”.

Dentro de estos contextos, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés) estima que, para este año, nuestro país sólo podría tener un crecimiento menor a 1.0%, independientemente de factores internos, y afecta el menor flujo de inversiones por la inseguridad que refleja la política comercial y migratoria de Estados Unidos.

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