La sombra de los abusos sexuales en la Iglesia persigue a León XIV

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La elección del estadounidense Robert Francis Prevost como papa sorprendió al mundo. En los primeros días de su pontificado, León XIV muestra que seguirá con varias de las líneas que trazó Francisco. Sin embargo, para algunas personas, esta selección no es digna de celebración. El nuevo líder de la iglesia católica tiene la enorme tarea de eliminar su ambivalente balance en Perú, que genera preocupación entre las organizaciones de defensa de víctimas.

SNAP, un grupo estadounidense de defensa de las víctimas de abusos por parte del clero, expresó su “grave preocupación” por la elección, renovando las acusaciones de que no tomó medidas contra los sacerdotes sospechosos de ser depredadores sexuales en Chicago y en Perú. “Usted puede poner fin a la crisis de los abusos, la única pregunta es: ¿lo hará?”, afirmó la entidad en un comunicado dirigido al nuevo Papa. En una entrevista concedida al Vatican News en 2023, Prevost afirmó que la Iglesia debe ser transparente y honesta a la hora de tratar las acusaciones de abusos.

Organizaciones señalan el legado de Prevost Prevost se convirtió en papa después de una larga experiencia en Perú, donde el entonces obispo de Chiclayo tuvo que hacer frente a estos escándalos que sacuden desde hace años la Iglesia católica. Poco después de su elección, la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) destacó en una rueda de prensa desde el país andino que el sucesor de Francisco “abrió la senda” a la defensa de víctimas de agresiones en Perú. SNAP y Bishop Accountability emitieron sendas declaraciones en las que cuestionan el compromiso del segundo papa de las Américas, de 69 años, para levantar el secreto. ¿El papa León XIV convertirá la lucha contra los abusos y el encubrimiento en una prioridad?”, se pregunta en un comunicado Anne Barrett Doyle, codirectora de Bishop Accountability.

¿El papa León XIV convertirá la lucha contra los abusos y el encubrimiento en una prioridad?”, se pregunta en un comunicado Anne Barrett Doyle, codirectora de Bishop Accountability. Las inquietudes se remontan al periodo en que el primer pontífice agustino era obispo de Chiclayo, en el norte de Perú, entre 2013 y 2025. “No publicó el nombre de ninguno” de los culpables, agregó Barrett Doyle. La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes (SNAP) recordó que durante ese periodo tres víctimas informaron de sus acusaciones a su diócesis, en vano, y terminaron por señalarlas a las autoridades civiles en 2022. De acuerdo con esta organización, Prevost “no abrió una investigación” y “envió información inadecuada a Roma”, por lo que “la diócesis permitió que el sacerdote [incriminado] continuara oficiando misa”. Previamente, como jefe de los agustinos en Chicago, permitió que un sacerdote acusado de agredir sexualmente a menores viviera en un convento agustino cerca de una escuela de la ciudad en el año 2000, agregó. Estas organizaciones también cuestionan su actuación al frente del Dicasterio para los Obispos, donde fue nombrado por Francisco en 2023 en reemplazo del canadiense Marc Ouellet, acusado de agredir sexualmente a una mujer. Como prefecto de este ministerio, Prevost debía supervisar los casos presentados contra obispos acusados de abusos sexuales y de encubrimiento.

“Mantuvo el secreto de ese proceso” y “bajo su supervisión, ningún obispo cómplice fue despojado de su título”, lamentó Bishop Accountability.

Obispos peruanos defienden el trabajo del papa León XIV “abrió la senda” durante su trabajo eclesiástico en Perú para escuchar y asumir la defensa de las víctimas de abusos sexuales por parte de miembros del clero, destacó este jueves el jefe de los obispos peruanos. El entonces obispo Robert Prevost, que se unió a los agustinos del país sudamericano en 1985, encaró las “dificultades y realidades” de la Iglesia católica, consideró el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), monseñor Carlos García, en conferencia de prensa. El sucesor del nuevo pontífice en la diócesis de Chiclayo, el obispo Edison Farfán, refutó la polémica que trata de “desacreditar” a Prevost. “Eso es mentira, él ha escuchado y ha respetado los procedimientos”, afirmó ante la prensa. Farfán afirmó que su predecesor investigó al sacerdote acusado por tres víctimas en la diócesis peruana y que el procedimiento todavía continúa. “En el proceso canónico se debe ir hasta el final (…) Ello no sucede de la noche a la mañana”, dijo. Además el sacerdote “fue enviado inmediatamente a casa”, agregó a la AFP Fidel Purisaca, director de comunicaciones de la diócesis. Bishop Accountability reconoce acciones positivas del nuevo papa como la denuncia de las agresiones y la corrupción en el Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), una congregación ultraconservadora de laicos y sacerdotes de origen peruano.

Antes de que Prevost saliera de Perú, Francisco ordenó su intervención. Después de siete años de investigaciones, el papa argentino ordenó este año su disolución. La misma congregación reconoció que los miembros de la cúpula abusaron sexualmente de 19 menores y 10 mayores entre 1975 y 2002. Pedro Salinas, una de las víctimas, aseguró que Prevost desempeñó “un papel extremadamente importante” para la disolución, destaca Barrett Doyle, sobre un precedente “esperanzador”. En enero pasado, el aún cardenal Prevost también recibió en El Vaticano a José Enrique Escardó, una de las primeras víctimas que denunció los abusos del Sodalicio.

Abusos en Perú Prevost no es el único cardenal que recibió reproches por su actuación en este tipo de casos y ni siquiera sobre quien pesan las acusaciones más graves. El cardenal peruano Juan Luis Cipriani se paró frente al féretro del papa Francisco. Vestía sotana negra, faja y solideo rojo y cruz pectoral, el traje de su investidura que el propio pontífice le prohibió llevar tras denuncias de abuso sexual. Cipriani llegó a ser el religioso más influyente de Perú, arzobispo de Lima y primer purpurado del Opus Dei. Lo ubican en el lado más conservador del clero. Fue acusado de abusar de un adolescente hace cuatro décadas, lo que él niega. Francisco lo forzó en 2019 a exiliarse de Perú, a no hacer declaraciones y a no llevar los hábitos o los símbolos cardenalicios, indicó el Vaticano en enero.

También le prohibió —de acuerdo con el diario español El País — participar en el próximo cónclave, algo que igual no es posible porque tiene 81 años. El cardenal tuvo sin embargo acceso a las reuniones convocadas tras la muerte del primer pontífice latinoamericano, en las que los cardenales discutían prioridades en el futuro de la Iglesia previo al cónclave. “Cipriani y los cardenales que se lo permiten revictimizan a la víctima denunciante, lo cual es imperdonable”, dijo en un comunicado la Red de Sobrevivientes de Perú. “Es un preocupante mensaje que afecta la confianza en los criterios de elección del próximo pontífice”, agregó. Fotos publicadas en la prensa lo muestran en la capilla ardiente en la basílica de San Pedro y la tumba papal en Santa María la Mayor, ataviado siempre con el traje de cardenal. “Es un acto enormemente provocador”, explicó a la AFP Gareth Gore, autor de varios libros sobre el Opus Dei. “Es una afrenta a la autoridad del difunto papa y una demostración de fuerza del ala ultraconservadora de la Iglesia antes del próximo cónclave”. En una carta abierta en la que defiende su inocencia, Cipriani asegura que Francisco le permitió en 2020 “reanudar sus tareas pastorales”. En una reunión el 28 de abril, los cardenales ubicaron el tema de los abusos entre los principales desafíos del nuevo papa. No está claro si Cipriani asistió, pero su posible presencia ya es una “burla” a la declaración, aseguró Barrett Doyle, codirectora de Bishop Accountability.

“Pone de manifiesto la desconexión entre las palabras y las acciones de la Iglesia en materia de abusos”, advirtió.

Un enorme pendiente Francisco asumió su pontificado en 2013 cuando la Iglesia trastabillaba para responder a una avalancha de revelaciones de crímenes sexuales contra niños por parte de sacerdotes, que fueron encubiertos por décadas por el propio clero. El papa argentino sancionó a prelados e hizo obligatorio denunciar posibles delitos o intentos de ocultación, pero numerosas víctimas y expertos coinciden en que estas medidas quedaron cortas. “La tolerancia cero es un eslogan vacío mientras no esté consagrada en el derecho canónico”, dijo al sitio Crux Matthias Katsch, sobreviviente y activista alemán de la asociación Eckiger Tisch. Muchos países asiáticos y africanos consideran ese problema como un tabú. Inclusive en Europa, donde Italia no ha iniciado una investigación independiente de los casos. SNAP llamó a León XIV a “tomar medidas decisivas en los primeros 100 días” de pontificado contra los abusos sexuales, entre ellas una ley universal de tolerancia cero en el derecho canónico y un fondo de reparación. “Nosotros rechazamos el encubrimiento y el secreto, eso hace mucho daño, pues tenemos que ayudar a las personas que han sufrido por el mal actuar”, declaró el hoy papa al diario peruano La República en una entrevista de junio del 2019. Con información de AFP y Reuters

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