La sombra de El Mayo Zambada se cierne desde Estados Unidos sobre la clase política mexicana
Estados Unidos muestra la magnanimidad del vencedor: con la presa entre los dientes, la fiscal general, Pam Bondi, destacó la “cooperación” con México para la captura de delincuentes como Ismael El Mayo Zambada, que este lunes se declaraba culpable en el tribunal de Nueva York que preside el juez Brian Cogan, el mismo que metió entre rejas al Chapo Guzmán y otros capos de la droga. El agradecimiento a las autoridades mexicanas supone un balón de oxígeno para el Gobierno de Claudia Sheinbaum, que tantas veces se ve obligada a defender su territorio de las incursiones y amenazas estadounidenses y a criticar la “hipocresía” de declarar a los carteles organizaciones terroristas para después llegar a acuerdos con los grandes narcotraficantes. Las palabras de El Mayo, sin embargo, no pueden sino poner en guardia a toda la clase política mexicana, con quienes ha negociado durante décadas para servir a sus propósitos criminales: “La organización que encabecé alentó la corrupción en mi país al pagar a policías, comandantes militares y políticos que nos permitieron operar libremente”, ha dicho quien ha sido el jefe del gran cartel de Sinaloa, una de las organizaciones más inclinadas a mercadear con el poder político.