La sociedad del cuidado es una herramienta para el desarrollo: ONU Mujeres
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La equidad de género en Latinoamérica creció en los últimos 50 años, pero el camino para lograrla aún es largo. Un paso fundamental para alcanzarlo, y con ello, traer una mayor prosperidad a la región, es la implementación de sistemas de cuidados. “La sociedad de cuidado es un tema transformacional, es un tema paradigmático, un nuevo paradigma de lo que significa el desarrollo, cómo hay que centrar el desarrollo sostenible en el cuidado de las personas y en el cuidado del planeta también”, asegura María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe en entrevista con Expansión.
Dada la división sexual del trabajo, el trabajo de cuidado no remunerado se encuentra altamente feminizado. Como consecuencia, las mujeres enfrentan aún mayores barreras para participar plenamente de las oportunidades del trabajo remunerado, aumentando además su exclusión de diversos ámbitos de la vida pública. Del mismo modo, para poder conciliar las responsabilidades asignadas de cuidado con la generación de ingresos, las mujeres han mostrado mayor presencia en los empleos de medio tiempo y en actividades económicas informales. Es por esta razón que la implementación de sistemas de cuidados en la región puede transformar y movilizar la economía, explica Vaeza. “El sector del cuidado tiene un triple dividendo. Un dividendo en la familia, ya que el 40% de los hogares en la región están encabezados por madres solteras, quienes son las que más necesitan sistemas de apoyo de cuidado. Entonces, evidentemente, tienen que salir a trabajar son las que más necesitan de un sistema de apoyo de cuidado”, señala. El segundo dividendo es la creación de empleos relacionados con el sector bien remunerados. El tercer dividendo es social, pues permite dar atención de calidad a las poblaciones que necesitan más de cuidados: la niñez, las personas con discapacidad y los adultos mayores, uun grupo poblacional en crecimiento en Latinoamérica y el Caribe.
Actualmente existe una llamada “crisis de los cuidados”, que responde por un lado a la dimensión demográfica: En los países de América Latina, la esperanza de vida se ha incrementado gracias a los avances en la ciencia y en los sistemas de salud, por lo que la población que requiere cuidados también va en aumento. Por otro lado, la tasa de actividad femenina también se ha incrementado desde la década de 1990. Estos dos fenómenos combinados dejan un saldo de más personas para cuidar y menos personas con disponibilidad para hacerlo, lo cual hace imprescindible contar con políticas públicas de cuidados. “En América Latina solo el 52% de las mujeres trabaja. Hay una brecha muy grande con los hombres. Entonces, cuanto más trabajan las mujeres, mejor será no solo para ellas y sus familias, sino también para su comunidad”, dice la directora de ONU Mujeres para la región. Vaeza aseguró que si la brecha de género se cerrara, la economía de Latinoamérica y el Caribe podría crecer a doble dígito. Actualmente, el PIB de la región crece en promedio un 2% anual. Para que este sistema de cuidados pueda implementarse se necesita no solo de inversión pública, que apenas es incipiente en la región, sino también del apoyo de la iniciativa privada.
Uruguay, Chile, Colombia y México ponen el ejemplo En Latinoamérica la centralidad de los cuidados se ha incorporado progresivamente, aunque de manera heterogénea, en las agendas públicas, después de años de luchas de la sociedad civil y el movimiento feminista, reconoce ONU Mujeres.
Hace 48 años, los Estados miembros de la CEPAL reunidos en la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe aprobaron una Agenda Regional de Género orientada a garantizar los derechos de las mujeres, avanzar hacia el logro de la autonomía de las mujeres, y generar las bases para construir sociedades con igualdad. La implementación de sistemas de cuidado son un componente fundamental para poder alcanzar este objetivo. De acuerdo con un informe de ONU Mujeres publicado en 2021, en los 15 años anteriores, gobiernos de toda la región aprobaron acuerdos para el diseño e implementación de políticas de cuidados en sus países. La directora regional de ONU Mujeres indicó que por lo menos 20 países presentaron iniciativas de sistemas de cuidados durante una conferencia regional sobre el tema, celebrada en Ciudad de México el mes pasado. Uruguay, un pequeño país al sur del continente, es el pionero en esta práctica. “Uruguay es el primer país que ha adoptado un sistema integral de cuidado, excelente práctica y está avanzando muchísimo y ha servido para que la mujer aporte mucho más a la economía”, dice Vaeza. “En este momento hay casi nueve países que están estudiando la legislación para establecer sistemas de cuidado, entre ellos México. Panamá lo aprobó el año pasado y está implementándolo. Se están haciendo programas pilotos para ver cómo funcionan”, dijo la directiva. En México, aunque aún no se aprueba un sistema nacional de cuidados, existen iniciativas estatales y municipales para llevarlo a cabo. Pone por ejemplo el sistema de Utopias que Clara Brugada, actual jefa de Gobierno de Ciudad de México, puso en marcha como alcaldesa de Iztapalapa y que ahora busca aplicar en toda la capital mexicana. La ciudad capital de Colombia, Bogotá, tiene sus manzanas de cuidado, que ha tenido buenos resultados para reducir el tiempo que las mujeres dedican a labores de cuidado no remuneradas. “En Colombia, el cuidado no remunerado representa entre un 20 y un 25% del PIB, mucho más que el petróleo, mucho más que el turismo, mucho más que cualquier sector”, asegura Vaeza.
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