La respuesta liberal

La respuesta liberal

“La libertad no hace felices a los hombres, los hace simplemente hombres”.

Manuel Azaña

Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego, en colaboración con El Equilibrista, publicó hace unos años el libro La respuesta liberal, una colección de ensayos de grandes pensadores como Daniel Cosío Villegas, Octavio Paz, John K. Galbraith, Isaiah Berlin, Gabriel Zaid o Daniel Bell.

Arte & Cultura parte de la famosa premisa de la Secesión Vienesa: “A cada tiempo, su arte y a cada arte, su libertad”. En la nota del editor se destaca que “esta reunión de ensayos nace de una situación emergente: el rápido ascenso de los autoritarismos en distintas regiones del mundo”. Se trata de la respuesta a una coyuntura global incierta y cargada de interrogantes que siempre encontrarán una guía en la respuesta liberal.

Así como esta antología, el pensamiento liberal es muy diverso, pero en su pluralidad nos plantea una respuesta clara a cuestiones muy complejas: en la duda, la libertad.

Hace unos años tuve el honor de escuchar al doctor Ulrich Wacker, quien fuera director de la fundación liberal Friedrich Naumann, quien detalló con gran meticulosidad las siete tesis concretas de la libertad. Por su enorme relevancia para nuestra realidad actual, me gustaría compartir algunas de estas ideas de manera resumida.

La primera es: la libertad es el derecho fundamental del hombre y tiene sus límites en la libertad del prójimo.

La segunda nos dice que la libertad respeta siempre las pertenencias del hombre. Una persona debe ser libre para decidir sobre aquello que adquirió con su propio esfuerzo.

La tercera habla de que la libertad requiere de derecho. El derecho es la condición para que ningún hombre abuse de su libertad con el fin de dañar la libertad de otros.

En la cuarta, destaca que la libertad promueve la formación de los hombres. Los individuos únicamente pueden desarrollarse en libertad. Sólo de esta manera, pueden acercarse al ideal del ciudadano independiente y consciente de sí mismo.

La libertad hace posible una mejor sociedad, nos dice en la quinta tesis. Representa un mandamiento moral que plantea el respeto al prójimo como persona única. Al mismo tiempo construye las bases para una sociedad próspera y pacífica.

En la sexta, apunta que la libertad es la base del bienestar de una sociedad. Sólo donde las personas actúan entre sí libremente y sin abusar de su posición, llegarán al equilibrio de sus intereses.

Concluye con la idea de que la libertad une al mundo, permite la convivencia y la cooperación fructífera entre personas muy diferentes. El ideal mayor de la libertad es convertirnos a todos en ciudadanos del mundo.

Agregaría que la libertad nos hace humanos. Tenemos el don de cambiar y decidir nuestras acciones. Esa es nuestra naturaleza y por ello las violaciones a las libertades individuales nos duelen: quienes las cometen destruyen nuestra esencia.

Es muy fácil saber cuando un gobierno viola descaradamente nuestra libertad y nos esclaviza. Pero es mucho más complejo percibir el robo gradual de la libertad. Por eso, quizá, hay gobiernos que han optado por erosionarla poco a poco. Esos gobiernos tienen la esperanza de que, como una rana en una olla de agua sobre el fuego que calienta gradualmente, nos quedemos dormidos y no hagamos nada por defender nuestra libertad, hasta que sea demasiado tarde.

Las libertades son nuestra esencia: la historia nos dice que debemos entenderlas y defenderlas.

*El autor es presidente y fundador de Grupo Salinas.

 @RicardoBSalinas

https://www.ricardosalinas.com

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