La política antidrogas de Donald Trump: coerción, aranceles y militarización
Desde su regreso a la presidencia en enero de 2025, Donald Trump ha reactivado su enfoque punitivo en la lucha contra el narcotráfico, centrado especialmente en el fentanilo. Su estrategia combina sanciones económicas, presión diplomática y propuestas de intervención militar, marcando un giro radical respecto a enfoques de salud pública y cooperación multilateral.
Designación de cárteles como organizaciones terroristas: Trump formalizó esta medida el 20 de enero de 2025, incluyendo a grupos como Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Zetas y Beltrán Leyva.
Imposición de aranceles punitivos: Se anunciaron aranceles de hasta 30% sobre productos de México, Canadá y China, condicionados a su cooperación en la lucha contra el tráfico de fentanilo.
Nuevo Plan Antidrogas 2025: La Casa Blanca presentó una estrategia con seis prioridades: reducción de sobredosis, control de fronteras, prevención, tratamiento, innovación y presión internacional.
Amenaza de intervención militar: Además, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, declaró que no se descarta el uso de fuerza militar contra cárteles en territorio mexicano.
Presión sobre el gobierno de Claudia Sheinbaum: Trump acusó a México de tener vínculos con los cárteles y de ofrecer “refugios seguros” para la producción de drogas. Aunque Sheinbaum negó las acusaciones, se intensificaron los operativos y extradiciones.
Retroceso en políticas de salud pública: En México, la narrativa de guerra ha frenado avances en regulación del cannabis y reducción de daños. El presidente López Obrador, tozudo al progreso, frenó la iniciativa para legalizar la cannabis.
Externalización de costos: A diferencia de programas como el Plan Colombia o la Iniciativa Mérida, Trump no ofrece asistencia financiera, sino presión coercitiva. Esto debilita las capacidades institucionales locales.
La política antidrogas de Trump en 2025 representa una intensificación de su enfoque coercitivo, con implicaciones profundas para México y América Latina. Al priorizar la presión económica y militar sobre la cooperación y la evidencia científica, se corre el riesgo de repetir los errores históricos de la “guerra contra las drogas”, sin abordar las causas estructurales del problema.
Querido lector, la política de abrazos y no balazos y la política del gobierno federal ante los grupos delictivos son dos asuntos que se habrán de resolver lentamente en el actual gobierno, tema candente en la relación bilateral que nos costará algunos puntillos en los aranceles. Hasta la próxima.