La piedra de la locura

La piedra de la locura

La extracción de la piedra de la locura es una obra de El Bosco que se exhibe en el Museo del Prado. Pintada a principios del siglo XVI, representa una cirugía medieval en la que se está extrayendo la denominada “La piedra de la locura”. El divulgador del arte Pedro ortiz de Zárate, considera que es una obra maestra contra la estupidez, debido a que la existencia de dicha piedra era parte de una creencia popular en el Flandes del siglo XVI. Esto es, cuando la gente consideraba que alguien estaba loco era porque le había crecido un piedra en la cabeza. La escena del cuadro es en realidad una sátira contra la credulidad, la ignorancia, los curanderos y sus pacientes. Ahora bien, puede ser al mismo tiempo una gran metáfora cuatro siglos después, de la sociedad actual. Sí, la sociedad como ese paciente enajenado y perturbado debido a la endocolonización tecnológica a través de microchips e implantes de todo tipo, así como de tecnologías altamente extractivas de datos, información y creatividad. En ese orden. 

No hay mas que ver el giro que está dando Grok, la Inteligencia Artificial de Elon Musk después del duro reclamo de los conservadores supremacistas en Estados Unidos, por considerar que era una IA políticamente correcta. Razón por la cual Musk ha anunciado el desarrollo de Grok 4, una versión evolucionada. Sólo que al ser analizada por expertos en este campo, encontraron que el procesamiento mental que hace esta nueva IA parte de las opiniones del propio Musk. Esta no es una creencia, es evidencia informática ¿No es esto querer colocar la piedra de la locura en el cerebro de los usuarios? Estos estarían bajo la difusión vertical de las opiniones de uno de los agentes más importantes del tecnopolio cogobernante que, luego de incursionar en la política, aspira ahora a tener un partido en dicho país. Y es que el mundo vive un momento de líderes políticos y empresariales demenciales y jactanciosos que igual tienen prisa por liderar la IA que por iniciar una guerra, por rearancelar acuerdos, que por desarrollar la batería con mayor carga en el menor tiempo posible y los dispositivos digitales más veloces del planeta. Todos quieren gobernar el mundo, diría Tears for Fears, solo que ahora mediante la velocidad y la demencia.

Tanto Grok como Chat GPT ofrecen fundamentalmente rapidez y cada vez más y mejor precisón en la búsquedas y generación de determinados trabajos. Este tipo de tecnología ha recolocado hasta difuminar las barreras del tiempo y el espacio que habían comenzado la geolocalización y la realidad aumentada. Y qué decir de la manera en que la plataforma YouTube acaba de redefinir la protección económica de la distribución de contenidos creando el término “contenido inauténtico” sin esperar la legislación de algún país o región. Con este paso al frente deja atrás la categoría de “contenido generado por IA” porque, como bien apunta el especialista Aldo Ricardo Rodríguez, reconoció que el problema no era la herramienta, sino la ausencia humana. Por ello estableció las categorías “contenido inauténtico no monetizable” y “contenido auténtico sí monetizable”. La observación que hago aquí no es jurídica, sino tecnosocial. Acerca de cómo los marcatenientes de la red no dejan de acelerar la conectividad echando mano de pivotes emocionales y categorías de monetización para que los videos con voces sintéticas con o sin supervisión humana, el contenido repetitivo producido automáticamente, las voces sintéticas con análisis y comentarios riginales, así como las compilaciones sin análisis transformador o valor añadido y el material generado en masa con plantillas fijas, circulen a alta velicidad. Lo importante para ellos es mantener encendido el pebetero de la atención humana y no tanto la capacidad de crítica ponderada entre los humanos.

En uno de sus libros más sugerentes, intitulado Vida cotidiana y velocidad el antropólogo, teólogo y monje de Monstserrat, Lluis Duch, se preguntaba cuál debería ser el ritmo adecuado para que la existencia humana no se disolviera ni en el frenesí ni en la apatía ni en el aburrimiento. Sin duda una gran pregunta ahora que el tiempo depende de la tecnología. Ahora que ha quedado atrás la calidad de vida del ser humano, esto es, su salud física, psíquica y espiritual, que dependían en gran medida de la calidad de eso que Maurice Merleau-Ponty describó con la expresión: “espacio y tiempo antropológicos”.

Bien dice Irene Vallejo, que los teléfonos celulares nos silencian más a menudo a nosotros que nosotros a ellos. Advierte que estamos protagonizando huidas fallidas. En efecto, y en gran medida por la condición social de la velocidad y una comunicación de masas cada vez más personalizada que aisla, perfila y uniforma. ¿No nos conduce esto una suerte de locura? ¿No tendremos inoculada ya la piedra de la locura en el cerebro? No lo sé, pero me encantaría ver cómo plasmaría El Bosco el momento que estamos viviendo.

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