La nueva obsesión de los fabricantes de autos no son los caballos de fuerza

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Ahora también una pantalla para el pasajero


Pantallas vs. botones
La historia de esta tendencia no es nueva. El primer intento por introducir una pantalla en el tablero se remonta a 1986, con el Buick Riviera y su primitivo Centro de Control Gráfico: una CRT monocromática de apenas 3×4 pulgadas. Más de dos décadas después, Tesla revolucionó el tablero con una pantalla táctil de 17 pulgadas en el Model S, marcando el inicio de la “carrera armamentista” por los displays. Desde entonces, la competencia por el tamaño no ha hecho más que intensificarse. Durante la pandemia, el uso masivo de videollamadas y pantallas para interactuar con el mundo impulsó aún más la demanda por experiencias digitales inmersivas. No sorprende, entonces, que en 2021 Mercedes-Benz presentara su ahora icónica Hyperscreen, con 55 pulgadas de visualización repartidas en tres paneles que se funden en una sola unidad de cristal. Una declaración de principios: el auto no solo debe conducirse, debe sentirse como una extensión del hogar o la oficina. En 2022, BMW contrarrestó con una pantalla de 31 pulgadas que se despliega desde el techo del i7 eléctrico para ofrecer una experiencia cinematográfica a los pasajeros traseros. Lincoln, por su parte, integró en su Nautilus 2025 una pantalla curva de 48 pulgadas de resolución 4K que cruza todo el tablero, y que posteriormente introdujo en su buque insignia Navigator. “No es solo tamaño: es claridad, funcionalidad y un nuevo estándar de lujo digital”, dijo Vélez durante su lanzamiento. Las cifras respaldan el fenómeno: en los autos de lujo, el 90% de los compradores cita la tecnología del interior como factor decisivo de compra, y el tamaño de la pantalla ocupa los primeros lugares en esa categoría, según J.D. Power. Lejos de ser solo una tendencia estética, el display se ha convertido en el nuevo medidor del valor percibido del vehículo. El efecto de goteo ya es visible en el resto de la industria. De acuerdo con S&P Global Mobility, en 2024 el tamaño promedio de las pantallas en vehículos nuevos fue de 9.6 pulgadas, y se espera que crezca a 10.6 para 2030. La batalla ya no es exclusiva de las marcas premium. Modelos de acceso como algunos sedanes y SUV compactos comienzan a incorporar pantallas dobles, paneles curvos y gráficas más elaboradas. Los fabricantes chinos principalmente han intensificado la competencia por el dominio digital dentro de los vehículos, convirtiendo las pantallas en su principal carta de presentación tecnológica. Modelos de marcas como Zeekr y BYD no solo integran pantallas centrales táctiles de hasta 17 pulgadas para infoentretenimiento, sino que han llevado la experiencia mucho más allá al incluir pantallas adicionales de gran formato en la segunda fila, algunas de más de 30 pulgadas, que convierten al vehículo en una verdadera sala multimedia sobre ruedas. Este despliegue de superficies digitales no se limita al conductor o al pasajero delantero. En muchos casos, los asientos traseros incluyen paneles táctiles individuales para controlar la climatización, el sonido ambiental, la inclinación del asiento e incluso funciones de masaje. Renault incorporó en la nueva Koleos una superficie digital de 1,000 centímetros cuadrados, que abarca más de la mitad del tablero. “Son mil centímetros cuadrados de pantallas distribuidas en tres zonas: una frente al conductor, otra central para el sistema de infoentretenimiento y funciones del vehículo, y la más innovadora, una tercera pantalla diseñada exclusivamente para el copiloto, con acceso a contenido multimedia y aplicaciones para disfrutar durante los trayectos”, explicó Iván Ramírez, director de Marketing de Renault México, durante la presentación del modelo. Ahora no solo el conductor importa. La pantalla del pasajero delantero es ahora un elemento común en modelos como el Jeep Grand Cherokee, el Porsche Cayenne y el Audi Q6. Estas pantallas —que solo son visibles desde el lado derecho gracias a filtros polarizados— permiten seleccionar música, manipular el sistema de navegación o ver videos sin distraer al conductor. En modelos como el Lincoln Navigator, esta función es parte central del diseño. El cambio ha obligado a rediseñar por completo los tableros de instrumentos. Las pantallas táctiles han desplazado a buena parte de los botones físicos. Funciones básicas, como ajustar el volumen o el aire acondicionado, ahora se hacen desde la pantalla. Sin embargo, una pantalla gigante es inevitablemente una fuente de distracción. Algunos fabricantes han respondido con recubrimientos polarizados para bloquear la visibilidad desde el asiento del conductor. “Pensando en la seguridad, hay un film anti espía para que el conductor no se distraiga con lo que está viendo la persona que está andando”, añadió Ramírez. Sin embargo, la tentación permanece. Los sistemas de visualización frontal (HUD) han ganado terreno como una solución alternativa. BMW, en su nueva familia de eléctricos Neue Klasse, implementará el sistema Panoramic iDrive, que proyecta gráficos justo en la base del parabrisas. El objetivo: mantener al conductor informado sin desviar la mirada. S&P estima que para 2030 habrá más de 21 millones de vehículos con algún tipo de HUD, frente a los 14.5 millones que existían en 2024. La saturación de pantallas también ha traído ajustes: algunas marcas, como Volkswagen, Hyundai y Mazda, han reintroducido botones físicos tras las quejas de algunos consumidores y ajustes en la regulación. Mientras tanto, la batalla por tener “la pantalla más grande del segmento” sigue escalando. De la misma manera en que durante décadas los fabricantes compitieron por velocidad, torque o cifras de aceleración, hoy miden su músculo tecnológico con píxeles, pulgadas y nitidez. Y mientras los sistemas de conducción autónoma no sean una realidad extendida, el debate sobre seguridad y distracción seguirá acompañando a este nuevo emblema del lujo moderno: la pantalla.
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