La libertad debe defenderse: L.M. Oliveira

La libertad debe defenderse: L.M. Oliveira

Pablo, un amigo del profesor de ética en la UNAM, L.M Oliveira, creía que no había mayor libertad que la del bosque, hasta que un día a él y su novia los asaltaron en una montaña del sur de la Ciudad de México. Ese día, ese paraje donde se sintieron más libres que en ningún otro lugar, les recordó también que la libertad sin la seguridad que ofrece el Estado es un espejismo.

Eso lo cuenta Oliveira en su libro “El grito sagrado. Un ensayo sobre la libertad”, editado por Taurus, que ha comenzado a circular en librerías, donde reflexiona sobre cómo la procesa el cerebro, la forma en que ha sido vista a través de la historia, particularmente la civil, la de pensamiento, la de expresión, la de reunión y la política.

Recalca que la libertad es un anhelo humano y que debe defenderse, pero explica también por qué, en determinadas circunstancias, puede ser algo así como una ilusión.

¿Qué es lo que usted está viendo en la realidad actual, que le hace pensar que es necesario reflexionar sobre la libertad?

Lo que yo estoy viendo en la realidad actual, y creo que no soy el único, es que las Libertades de los ciudadanos están bajo ataque. Al menos se me ocurre una que está bajo un asedio tremendo, que es la libertad de expresión.

Y hay otras que también están siendo atacadas desde el poder y, ojo, no sólo en México. El caso estadounidense es clarísimo y ha sucedido en Hungría, por ejemplo, y ya no hablemos de países que ya rayan más en dictaduras.

¿Qué se necesita para poder ejercer las libertades?

Las libertades requieren, sobre todo libertades civiles, como las de pensamiento, expresión, asociación y políticas, esas, aunque parezca contradictorio, lo que necesitan es un Estado fuerte, es decir, instituciones que no solo son el Ejecutivo (y eso es bien importante), sino instituciones que sirvan para garantizar los derechos que defienden estas libertades de cada uno de nosotros.

Cuando se empiezan a desdibujar las instituciones democráticas, nos hallamos, sin duda alguna, frente a un peligro de perder libertades.

¿Qué pasa con la libertad ante eso que llaman la voluntad del pueblo, sobre todo cuando se entiende la libertad del pueblo como la libertad de la mayoría?

Eso lo han anunciado muchos pensadores desde hace siglos. La voluntad de la mayoría puede ser completamente antidemocrática y contra los derechos.

Dos ejemplos: si en México hoy se votara si las personas del mismo sexo se pueden o no casar, perderían la votación y habría que cancelar el derecho de esas personas a casarse. Si se preguntara en México si las mujeres deben tener derecho a votar o no, se perdería.

Los derechos y las libertades de las personas no pueden estar sujetas a la voluntad de la mayoría.

¿Cómo se lleva la libertad con la pluralidad?

La libertad garantiza la pluralidad, es decir, cuando empezamos a ver que se pretende que solo haya un pensamiento, entonces ahí lo que estamos viendo, pues es un ataque directo a la libertad más importante, que es la libertad de pensamiento.

Parece una necedad, pero ¿Por qué es importante defender la libertad y particularmente, la libertad política?

Las libertades y las libertades políticas sirven para que las personas escojamos la vida que queremos vivir.

Yo creo que es consustancial al ser humano el sueño de plantearnos nuestra propia vida y escoger los caminos por los cuales la vamos a llevar. Si yo quiero ser una cosa o quiero ser la otra; si me quiero casar o no me quiero casar; si quiero creer en este Dios o en aquel otro; si me gustan los hombres o las mujeres, etcétera, etcétera. Eso queda garantizado por la libertad y, por supuesto, las libertades políticas y especialmente que el sufragio sea efectivo, lo que garantiza es que las personas, aunque sea mínimamente, estamos escogiendo, aunque perdamos en la votación, estamos escogiendo el futuro que ha de llevar nuestra sociedad.

¿Entonces la libertad debe defenderse?

Sin duda alguna, porque, sin libertad, los seres humanos no son completamente humanos, porque ya no tienen ese asunto, que yo digo que es consustancial, es decir, que nos define como seres humanos, que es la capacidad de actuar, de ser alguien que nosotros escogemos.

¿Cómo es la relación entre la libertad y los derechos individuales?

Los derechos individuales están ahí para proteger las libertades de las personas, entonces es una relación muy estrecha.

Usted lo dice en el libro de manera muy elocuente, pero ¿qué le parece esa idea de que viva la libertad económica?

Yo creo que sí tiene que vivir cierta libertad de mercado pero acotada a que las personas puedan desarrollar su vida y esto lo puedo explicar muy fácilmente.

Los libertarios al estilo Javier Miley (presidente de Argentina), lo que pretenden decirnos es que el Estado cobrando impuestos, lo que está haciendo es robarle a las personas su trabajo, lo cual es falso porque las personas perfectamente podemos aceptar en un pacto social que parte de nuestro trabajo se destine a las personas que han tenido peor suerte a la hora de nacer.

Tenemos que entender que nacer pobre o rico no es una decisión propia ni es meritoria, es simplemente el azar que te hizo nacer aquí o allá.

¿Es necesario hacer una reflexión en estos momentos sobre el impacto que podrían tener las libertades con el avance de las nuevas tecnologías, particularmente las de la información o la inteligencia artificial?

Sí, por primera vez en la historia de la humanidad. La libertad de pensamiento también está bajo ataque de otra manera.

Siempre estuvo. Piensa tú que cuando a Galileo lo sentencian, pues lo estaban condenando, no sólo por su expresión de decir “sin embargo, se mueve”, sino que estaban condenando su pensamiento, que según ellos era una herejía.

Sin embargo, ahora la cosa va más allá, porque antes parecía que bastaba con quedarse callado con lo que uno pensaba. O sea, yo podía pensar que Dios no existe, pero si yo no lo decía, pues nadie me podía acusar de nada, mientras que ahora la tecnología se está acercando un poco… no hemos llegado al punto de poder leer nuestras mentes, pero el camino hacia allá se está aproximando y entonces la libertad de pensamiento también se empieza a ver bajo ataque.

¿Por qué es importante que la libertad se ejerza con responsabilidad?

No existen libertades absolutas y hay algunas ideas que son muy importantes en ello. La mejor forma de cuidar mi libertad es también cuidando la libertad de los demás.

Si yo empiezo a abusar de la libertad de los demás porque puedo eso perfectamente abre la puerta a que el que pueda abusará de mis libertades. Entonces para eso necesitamos ser conscientes de que la libertad se tiene que ejercer siempre, respetando las libertades de los otros.

Después de hacer esta reflexión sobre la libertad, parece que la siguiente reflexión debe ser ¿libertad para qué?

Cada quien escoge qué hacer con su libertad, sin embargo, es la libertad la que nos permite darle sentido a nuestra vida.

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