La isla ibérica clama por más interconexiones con Europa tras el gran apagón

Desde una loma en Gatika, un pueblo de 1.600 habitantes a media hora en coche de Bilbao, se aprecian las cicatrices que dejó en el territorio la construcción en los años setenta de la infausta central nuclear de Lemóniz. Torres de alta tensión jalonan un paisaje verde salpicado de casitas que conviven con los cables de una instalación que nunca llegó a ponerse en marcha. Más de 40 años después de quedar abandonada, decenas de operarios se afanan ahora en la construcción de una nueva estación conversora al lado de la reformada subestación original. De aquí parte la interconexión energética que en 2028 unirá la península Ibérica con el resto de Europa. Una autopista eléctrica para conectar los sistemas eléctricos español y francés a través de dos enlaces de 400 KW desde Gatika hasta Cubnezais, cerca de Burdeos.

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