La inteligencia de Israel se anota un nuevo triunfo con el ataque a Irán

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Israel inició el viernes 13 de junio u na operación contra Irán que eliminó de golpe a gran parte de la cúpula militar y nuclear de la República Islámica. Además de la proeza militar, este ataque llama la atención por la participación del Mossad, la agencia de inteligencia israelí. La historia dirá si la operación “León Ascendente” —como Israel nombró a esta última incursión militar— logrará privar a Irán de su capacidad para dotarse del arma nuclear. Pero la ofensiva quedará grabada en la lista de campañas espectaculares de espías israelíes en tierra extranjera.

“Esto muestra la superioridad operativa y en términos de inteligencia de Israel sobre Irán”, dijo a la agencia AFP Danny Citrinowicz, del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv. En julio del año pasado, Irán se vio humillado con el asesinato, en Teherán, de Ismail Haniyeh, jefe político del movimiento islamista palestino Hamás. Desde entonces, Irán “no ha sido capaz de cubrir las lagunas de su sistema”, consideró Citrinowicz. Los dirigentes iraníes, humillados y cada vez más preocupados por su propia supervivencia, no pueden permitirse el lujo de parecer débiles cediendo a la presión militar israelí, lo que aumentaría la posibilidad de una nueva escalada, incluida la peligrosa opción de intentar construir rápidamente una bomba nuclear. “No pueden sobrevivir si se rinden”, afirmó Mohanad Hage Ali, del Carnegie Middle East Center de Beirut, a la agencia Reuters. “Necesitan golpear con fuerza a Israel, pero sus opciones (militares) son limitadas”.

¿Cómo fue la participación del Mossad? La ofensiva, detallada por medios israelíes y estadounidenses, combinó el uso de drones —introducidos previamente en Irán— con la intervención de misiles y aviones de combate. El periodista israelí especializado Barak Ravid apuntó que “cientos de agentes del Mossad, tanto dentro de Irán como en la sede, estuvieron implicados, incluyendo una unidad especial de operadores iraníes que trabajan para el Mossad”. En el centro de Irán, comandos “habían posicionado sistemas de armas guiadas al aire libre, cerca de lanzadores de misiles tierra-aire iraníes”, explicó. El servicio también “desplegó en secreto sistemas de armas y tecnología sofisticada escondida en vehículos”. Un despliegue que destruyó la defensa aérea iraní, y que abrió la vía a aviones de combate y misiles israelíes, además de neutralizar baterías que Teherán hubiera podido usar contra Israel en respuesta.

Contra los altos mandos De acuerdo con medios israelíes, la preparación de la operación duró entre ocho meses y dos años. Pero se apoyó en una infiltración israelí en los entresijos del poder iraní, activa desde hace tiempo. “Hace más de 15 años que Israel sigue el programa nuclear [iraní]”, destacó Michael Horowitz, especialista estadounidense en geopolítica. Los bombardeos son “el resultado de años de recogida de datos de inteligencia y de penetración en la República Islámica”. La lista de víctimas iraníes de primer orden incluye al jefe del Estado Mayor, al jefe de los Guardianes de la Revolución y a todo su servicio aeroespacial, además de nueve científicos del sector nuclear, entre otros. “Es bastante quirúrgico”, comentó una fuente europea de seguridad, si bien la operación dejó víctimas colaterales. “Hay un impresionante grado de precisión y control”, dijo.
Obsesión iraní En septiembre, el Mossad sorprendió al atacar al movimiento libanés Hezbolá con
bíperes cargados de explosivos. Según autoridades libanesas, el ataque dejó 39 muertos y miles de heridos. Pero la lista de asesinatos de enemigos de Israel ya había forjado desde hacía años la reputación del Mossad. Después de la operación de los bíperes, Alain Chouet, exnúmero 3 de los servicios de inteligencia exterior franceses (DGSE), estaba “convencido de que [el Mossad tenía] preparaba media docena de estructuras capaces de actuar en cualquier momento” en Irán.

El sábado lo confirmó, al comprobar que el Mossad podía “movilizar a muchos agentes en pocos temas, mientras que los servicios occidentales supuestamente tienen que tener una cobertura planetaria”. Frente a eso, “el contraespionaje iraní es un servicio de seguridad concentrado sobre todo en las amenazas internas”. Resultado: una infiltración de consecuencias desastrosas.

Un golpe duro para Teherán Los ataques del viernes no solo infligieron daños estratégicos, sino que también sacudieron hasta la médula a los dirigentes iraníes, según un alto funcionario regional cercano a la clase dirigente iraní. El desafío se ha transformado en preocupación e incertidumbre dentro de la élite gobernante. A puerta cerrada, aumenta la ansiedad no solo por las amenazas externas, sino también por la erosión del control del poder en el país, según el funcionario. “Ha cundido el pánico entre los dirigentes”, declaró. “Más allá de la amenaza de nuevos atentados, se cierne un temor más profundo: el malestar interno”. Un exfuncionario iraní moderado dijo que el asesinato, en 2020, del general Qassem Soleimani —comandante del brazo de ultramar de la Guardia Revolucionaria— por orden del presidente Donald Trump, marcó el inicio de la decadencia. Desde entonces, la República Islámica ha luchado por reafirmar su influencia en la región y nunca se ha recuperado del todo. “Este ataque podría ser el principio del fin”, dijo.

Si estallan protestas y los dirigentes responden con represión, el tiro podría salir por la culata, advirtió el exfuncionario, señalando que la ira pública lleva años latente, alimentada por las sanciones, la inflación y una implacable represión de la disidencia. En un mensaje en video poco después del inicio de los ataques, Netanyahu sugirió que le gustaría ver un cambio de régimen en Irán y envió un mensaje a la población: “Nuestra lucha no es con ustedes, nuestra lucha es con la brutal dictadura que los ha oprimido durante 46 años. Creo que el día de su liberación está cerca”, afirmó. La esperanza de un cambio de régimen podría explicar por qué Israel persiguió a tantas figuras militares de alto rango, sumiendo a la seguridad iraní en un estado de confusión y caos. “Estas personas eran muy importantes, tenían muchos conocimientos, llevaban años en sus puestos y eran un componente clave de la estabilidad del régimen, concretamente de su seguridad”, declaró Shine. Los medios estatales iraníes informaron que al menos dos científicos nucleares, Fereydoun Abbasi y Mohammad Mehdi Tehranchi, murieron en ataques israelíes en Teherán.

Un imperio en declive El representante más poderoso de Irán en la región, el grupo armado libanés Hezbolá, se encuentra en una posición débil para responder. En los días previos a los ataques contra Irán, fuentes de seguridad cercanas a Hezbolá dijeron a Reuters que el grupo no participaría en ninguna represalia por temor a provocar otro ataque israelí contra Líbano. La guerra de Israel del año pasado contra Hezbolá dejó al grupo muy debilitado, con su cúpula diezmada, miles de combatientes muertos y franjas de sus bastiones en el sur del Líbano y los suburbios de Beirut destruidas. Una guerra directa entre Israel e Irán podría extenderse rápidamente a los Estados del Golfo, cuyo espacio aéreo se encuentra entre ambos países y que albergan varias bases militares estadounidenses. Las monarquías del Golfo aliadas de Washington emitieron directivas internas para evitar cualquier declaración provocadora tras los ataques, con el fin de no enfurecer a Irán, informó una fuente oficial del Golfo. “Una cosa está clara: el imperio iraní está en declive”, dijo el experto regional Naoum. “¿Aún pueden fijar los términos de su decadencia? No a través de términos militares. Solo hay una forma de hacerlo: mediante negociaciones”.

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