La importancia de profesionalizar a las ONG para convertirlas en actores clave del desarrollo
Hace unos días asistí a un evento en la Ciudad de México con varias organizaciones de la sociedad civil. Desde que llegué se sentía un ambiente de energía, compromiso y, sobre todo, una enorme diversidad de causas. Escuchar a tantas personas que trabajan desde sus comunidades me recordó algo que a veces olvidamos: la fuerza transformadora de la sociedad civil en México es inmensa. Sin embargo, también quedó claro que ese potencial muchas veces se ve limitado por la falta de estructura, de procesos claros y de una visión institucional de largo plazo.
Esa tarde confirmé algo que considero fundamental, la diferencia entre una organización que participa y una que realmente cambia realidades está en su profesionalización. Profesionalizar no quita corazón; al contrario, permite que la pasión se traduzca en resultados sostenibles, medibles y duraderos.
En países desarrollados, las organizaciones civiles son auténticos laboratorios de innovación social y desarrollo. Diseñan programas, los prueban con rigor, los mejoran, los financian desde el gobierno y, cuando funcionan, el propio gobierno los adopta y los convierte en políticas públicas. Ese puente entre sociedad civil y Estado existe porque las organizaciones operan con estándares técnicos, eficiencia, con claridad institucional y con una visión estratégica. Son actores centrales del desarrollo, no meros acompañantes.
En México necesitamos avanzar hacia esa misma ruta, y ya existen ejemplos que muestran cómo hacerlo. Uno de ellos es Fundación Azteca, quizá uno de los casos más claros de lo que una organización profesionalizada puede lograr. Sus proyectos ambientales son prueba de ello, el programa Un Nuevo Bosque ha movilizado a 2 millones de voluntarios, realizado más de 650 jornadas de reforestación y permitido la restauración de 49,000 hectáreas. A esto se suma Limpiemos México, una de las iniciativas ciudadanas más grandes del país, que ha convocado a más de 9 millones de voluntarios y recolectado 250,000 toneladas de basura en todo el territorio nacional.
En el ámbito educativo, el impacto es igual de contundente. Desde 2009, Esperanza Azteca ha transformado más de 30,000 vidas a través de la música y ha impulsado más de 1,000 audiciones para conformar la Sinfónica Azteca. Y en materia de formación académica, Plantel Azteca, fundado en 1997, opera hoy con 21 planteles en todo México, a los que asisten 9,000 jóvenes talentos cada año, acumulando ya más de 13,000 graduados. Estos resultados no se explican por inspiración, sino por estructura, procesos, seguimiento y una visión sostenida de largo plazo. Eso es profesionalización.
También vale la pena mencionar la Red Social por México, que este año relanzamos con una visión renovada. Más que una red, es un espacio diseñado para profesionalizar a las organizaciones civiles, vincularlas entre sí y darles visibilidad para que sus causas tengan mayor impacto. Aquí se comparten herramientas, metodologías, buenas prácticas y estrategias de comunicación; se generan alianzas y se construye una comunidad nacional que aprende y se fortalece junta. Una red así no solo conecta, multiplica resultados.
El evento de la semana pasada me dejó una convicción renovada, la sociedad civil mexicana entiende que su papel va mucho más allá de atender emergencias o llenar vacíos de las tareas que el gobierno no hace. Puede y debe convertirse en un actor estratégico del desarrollo. Para enfrentar desafíos como la pobreza, la desigualdad, la inseguridad o el deterioro ambiental, necesitamos organizaciones fuertes, técnicas, transparentes y con visión de futuro.
El principal bastión de un país desarrollado es una sociedad civil fuerte. Claramente hoy en México vivimos tiempos complejos, porque se cree que la acción social es monopolio del estado y busca siempre objetivos de rentabilidad política y electoral. Y para muestra un dato aterrador: en solo 7 años bajamos de 42,000 organizaciones civiles a solo 10,000. Por todo lo anterior, es momento de cerrar filas más que nunca y mantenernos unidos, generando alianzas y potenciándonos entre nosotros mismos, porque por ahora los apoyos del gobierno federal no llegarán.
