La falta de institucionalización pone en peligro a las empresas familiares

Seis de cada 10 empresas familiares están en riesgo de desaparecer ante la falta de procesos de institucionalización, de acuerdo con un estudio del Centro de Investigación para Familias de Empresarios CIFEM|BBVA de IPADE Business School.
El informe “Nivel de progreso de las Empresas Familiares para lograr su continuidad y armonía”, destaca que para garantizar la permanencia de las compañías se requiere no depender de una o pocas personas, sino detallar la participación de los socios, familiares, así como los derechos que le corresponden a cada persona.
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Por ello es importante establecer una asamblea de accionistas o un consejo de administración, pero sólo 5% de las empresas cuenta con ello.
Ricardo Aparicio Castillo, director del CIFEM| BBVA destaca que “el 66% de las empresas que participaron en el estudio está en un riesgo inminente, pues requieren trabajar intensamente en sus procesos de gobernanza y en la formación de consejos de administración funcionales”.
Además, la profesionalización, es decir tener gobierno corporativo, consejo de administración y procesos de sucesión, hacen más competitivas a las empresas familiares frente a las grandes compañías.
De hecho, sólo 4% tiene condiciones óptimas para subsistir, lo que significa que el resto de las organizaciones acumulan malas prácticas, lo que puede llevar a desintegrar la compañía.
Faltan procesos de sucesión
Otro de los principales problemas que viven las empresas familiares es la falta de procesos de sucesión, pues el 53% de estas compañías está en un riesgo inminente ante la falta de políticas para pasar el mando.
Este es un padecimiento que ha empeorado año tras año, pues en el 2020, el 48% no tenía procesos sucesorios, un año después incrementó al 51%, para el 2023 ya era del 57% y el 2024 fue del 53 por ciento.
Aunque el último año se ha tenido una ligera mejora, no se alcanzan los niveles de pandemia, cuando las empresas mostraron su resiliencia y vieron la importancia de contar con procesos sucesorios.
“La sucesión es uno de los mayores desafíos de las empresas familiares. El paso de la primera a la segunda generación es donde se dan mayores tropiezos. De seis empresas de primera generación pasan dos a la segunda y de esas sólo una a tercera generación”, puntualiza Alfonso Bolio, profesor decano de las áreas de Factor Humano y Empresa-Familia del IPADE.
De acuerdo con el estudio, hay dos aspectos claves en la sucesión que deben resolverse, la primera es conocer el futuro del actual director general, sobre todo cuándo dejará el puesto y dará paso a la transición, puesto que el 15% de los directores dice que sí está pensando dejar el cargo, pero no sabe cuándo.
El segundo es contar con un sucesor preparado y capacitado para asumir el puesto; sin embargo, sólo el 20% de las organizaciones está preparando realmente a un candidato y únicamente 5% tiene establecido el proceso.
Además, existe una fuerte confusión entre el rol de propietario y director, ya que 56% de las empresas familiares mezcla ambos roles, dificultando la toma de decisiones basadas en criterios profesionales. Asimismo, 58% carece de políticas claras para la entrada, evaluación y retiro de colaboradores, especialmente de miembros familiares.
Conflicto en las empresas
A pesar de que las empresas muestran un buen desempeño financiero, puesto que 78% reporta crecimiento en ventas y 74% en patrimonio, los conflictos familiares pueden poner en riesgo al negocio.
“Formalizar y profesionalizar los órganos de gobierno de la empresa familiar es vital para llevar a cabo transiciones generacionales exitosas, ya que 59% de las familias empresarias tiene conflictos no resueltos y evita o pospone el abordaje de disputas internas, lo que afecta la operación del negocio”, destaca Alfonso Bolio.
De hecho, 34% de las empresas pospone la resolución de problema, por ello es importante que las familias aprendan a ponerse de acuerdo y “encarar los problemas a la primera señal de discrepancia”.
“No hay que tenerle miedo a que se presenten los conflictos, siempre y cuando se vayan resolviendo esas diferencias; sin embargo, muchas veces no se resuelven en el momento y provoca que se acumulen, y que a través de los años se repitan de una manifestación y se vea impactado el negocio”.