La ética digital se convierte en el nuevo blindaje contra ciberataques
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En 2025, la inteligencia artificial ya no solo sugiere canciones en una playlist: hoy decide si un cliente obtiene un crédito, bloquea transacciones sospechosas y participa en diagnósticos médicos. Su alcance crece a una velocidad vertiginosa, pero con él también crecen las dudas: ¿estamos preparados para garantizar que esas decisiones sean seguras, transparentes y libres de sesgo. Según el 2025 Thales Data Threat Report , el 69% de las organizaciones identifica el ecosistema de la Inteligencia Artificial (IA) como un riesgo principal para la seguridad digital, pero solo el 53% ha implementado controles efectivos para gestionarlo (2025 Thales Data Threat Report). Esta brecha evidencia un vacío crítico entre la adopción tecnológica y una gobernanza adecuada.
Automatizar decisiones es tentador. Un sistema que detecte anomalías al instante o frene ataques sin intervención humana parece casi perfecto. Sin embargo, los algoritmos también se equivocan: heredan sesgos del pasado y, con frecuencia, actúan sin supervisión real. Lo que aparenta eficiencia puede derivar en exclusión, discriminación o uso indebido de datos personales. La ciberseguridad moderna no debe limitarse a blindar sistemas; requiere una visión integral que incorpore, de manera explícita, la dimensión ética. En México, aún no contamos con una ley federal específica que regule el uso de la IA, aunque el tema ya está en la agenda legislativa. Se han presentado diversas propuestas que buscan encaminar su desarrollo hacia principios éticos, inclusivos y alineados con la soberanía tecnológica. Comienzan a surgir posicionamientos de organismos nacionales que reconocen la urgencia de establecer lineamientos claros para garantizar que la IA se utilice de forma responsable y competitiva. Sin embargo, mientras no exista un marco jurídico consolidado, las empresas seguirán operando en un entorno de incertidumbre normativa, lo que dificulta anticipar riesgos y asumir compromisos claros en materia de gobernanza tecnológica. En Estados Unidos, aunque no existe una ley federal exclusiva sobre IA, se han dado pasos relevantes mediante principios rectores como la AI Bill of Rights . Este documento —más político que vinculante— plantea criterios de transparencia, seguridad y explicabilidad para el desarrollo y uso de sistemas inteligentes. Y si bien queda un largo camino por recorrer, se ha convertido en un referente ético para muchas organizaciones. Europa ha optado por un enfoque más contundente. El AI Act , aprobado en 2024, establece un marco normativo detallado con obligaciones diferenciadas según el nivel de riesgo de la IA. La trazabilidad de decisiones, la supervisión humana y la prohibición de ciertos usos considerados invasivos forman ahora parte del estándar regulatorio europeo. Aunque su implementación será gradual, el mensaje es claro: la innovación debe tener límites definidos por el interés público.
Frente a estos avances internacionales, las empresas en México y América Latina no pueden darse el lujo de esperar a que llegue la regulación para actuar. Anticiparse no es solo una ventaja, es una necesidad urgente: no solo para cumplir con futuras normas, sino para construir una ventaja competitiva basada en la confianza. Solo en el primer trimestre de 2025, los ciberataques en la región aumentaron un 108%, alcanzando un promedio de 2,640 ataques semanales por organización, el crecimiento más alto del mundo. Este año hemos visto ataques cada vez más sofisticados que emplean IA para crear correos de phishing casi indetectables o generar deepfakes capaces de vulnerar sistemas biométricos. Las amenazas evolucionan y exigen defensas igual de avanzadas, pero también más responsables. La respuesta no puede ser únicamente técnica: debe estar guiada por principios claros. La ciberseguridad protege sistemas; la ética, nuestra permanencia. _____ Nota del editor: Ignacio Barraza es Director Strategic Business Transformation, Linko. Su trayectoria combina experiencia en Amazon, Uber, Banco Azteca y Linio, siempre enfocado en escalar operaciones y acelerar la innovación. Es Ingeniero Mecánico por el ITESM Monterrey y cuenta con un MBA por Hult International Business School. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión
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