La estanflación que viene

La economía mexicana se acerca peligrosamente a un estadio similar o peor a una crisis de las que hemos vivido. En múltiples ocasiones nuestro país ha experimentado crisis económicas fundamentalmente originadas en desequilibrios en la balanza de pagos lo que se ha traducido en devaluaciones, altas tasas de interés y considerables perdidas del capital nacional. Una gran cantidad de empresas y familias han visto sus patrimonios esfumarse en cuestión de días. A raíz de la crisis financiera del 1995 el gobierno de Ernesto Zedillo estableció las bases para se tuviera un sistema cambiario de libre flotación y Banco de México adquiriera plena autonomía. A lo anterior se suman el TLCAN (T-MEC) de Carlos Salinas, el TLCUE de propio Zedillo y el resto de los tratados que Vicente Fox promovió. Con una gama amplia de acuerdos comerciales nuestras capacidades de comercio exterior y la consecuente entrada de divisas más la fuerte consolidación bancaria que atestiguamos en la reciente Convención Bancaria son alejan de la posibilidad de que se materialice una crisis devaluatoria, financiera o ambas.

Actualmente el problema que tenemos se concentra en lo interno por lo que más que falta de dólares, devaluaciones y fuga de capitales asistimos a un riesgoso endeudamiento del gobierno sin que se traduzca en desarrollo, falta endémica de crecimiento que suma 7 años, el alza forzada en los salarios bajos con la consecuente compactación de los medios y altos sin que haya aumentado la facturación de las empresas e inflación aún por arriba de la meta de Banco de México que persiste en su idea de seguir bajando tasas de interés. La economía no crece y hay inflación. En este sentido nuestra economía además de estar estancada con aumento en los precios. En pocas palabras podría configurarse la estanflación de la economía en México. No crecer con aumento de precios es un fenómeno económico grave difícil de revertir. Hasta hace poco Japón lo padeció por mucho tiempo, la diferencia con nosotros estriba en que aquel país tiene su mayor gasto de gobierno no está orientado al gasto corriente vía programas sociales como detonante del consumo. Durante los gobiernos de López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum el nivel de endeudamiento viene aumentando de manera constante, alcanzando un déficit público no visto en los últimos 36 años lo que ha generado que el estado oriente una cantidad significativa al pago de intereses al mismo tiempo que aumenta el gasto en programas sociales con el consecuente descuido de áreas como salud, educación y seguridad pública. Igualmente hay que sumar la capacidad de gasto de las personas por efecto de las remesas del exterior y el aumento forzado en salarios. Sabemos que, en toda economía, el único causante de inflación es el gobierno, lo que se acelera considerablemente cuando hay mayor deuda y gasto sin que haya un impacto real en el crecimiento, entonces nuestro problema es, de oferta agregada que siempre será peor que un tema de demanda agregada.

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