La COP 30 fracasó, ¿por qué debería importarnos?

La COP 30 fracasó, ¿por qué debería importarnos?

¿En qué se parecen las cumbres de cambio climático a la Selección Mexicana de Futbol? En que no importa qué tan bajas sean las expectativas, siempre decepcionan. En París en 2015, se fijó el objetivo de limitar a 1.5 grados centígrados el incremento de la temperatura del planeta respecto a los niveles preindustriales. Diez años después, en la COP30 en Belém, Brasil, quedó claro que no se logrará. La Cumbre Global de Medio Ambiente está a punto de terminar y no hay nada que celebrar, luego de dos semanas de reuniones entre representantes de 189 países.

Muchas razones para ocuparse y preocuparse. Hay una posibilidad real de que el incremento llegue a los 3 grados hacia el 2050, advierte António Guterres, secretario general de la ONU. Los compromisos de reducción de emisiones expresados en los planes nacionales son insuficientes y equivalen a menos de la tercera parte de lo que se necesita, según Guterres.

Si no se consigue mantener el 1.5 y llegamos a incrementos de 3 grados, deberemos prepararnos para un escenario donde habrá olas de calor extremas, tormentas cada vez más intensas, sequías, incendios e inundaciones. Estos fenómenos complicarán la producción de alimentos, provocarán migraciones forzadas y exacerbarán algunas de las tensiones geopolíticas actuales.

Mitigación y adaptación. Cada vez más utilizaremos esas palabras. El mundo necesitará aproximadamente 310,000 millones de dólares anuales para adaptarse a los impactos climáticos, pero el gasto actual en adaptación asciende a solo 26,000 millones de dólares anuales, según el Informe sobre Brecha de Adaptación 2025, del Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente.

¿Cómo adaptarse a un escenario que incrementará las tensiones sociales? La crisis climática es una máquina que agudiza la pobreza y la desigualdad, afirma Marcio Astrini, director del Observatorio del Clima, una red de organizaciones medioambientalistas de Brasil. El cambio climático no afecta a todos por igual y, en ese sentido, hay que ir más allá de la política económica y la política social para impedir que crezca el número de damnificados del deterioro climático. Los más vulnerables son las personas de bajos ingresos, los niños, los adultos mayores y las comunidades indígenas.

¿Qué cambió entre París 2015 y 2025? La agenda medioambiental perdió peso entre la clase política y se volvió menos relevante en los programas de Gobierno y las propuestas de los partidos políticos, pero se integró cada vez mejor en los planes de negocios de las empresas. “Resolver los grandes temas de sustentabilidad es un gran negocio”, me decía hace tres meses Matthias Berninger, vicepresidente de Asuntos Públicos, Ciencia y Sustentabilidad de Bayer. Complementaba su reflexión con una advertencia: “Hay empresas que no estarán aquí dentro de 10 años, si ignoran el cambio climático”.

¿Quién dijo crisis? Según el World Economic Forum, el mercado global de las tecnologías verdes se ha cuadruplicado desde 2015, superando los 700,000 millones de dólares anuales. Este mercado incluye energía solar fotovoltaica, turbinas eólicas, vehículos eléctricos y baterías, lo que demuestra la viabilidad comercial de la economía climática.

El fracaso de la COP30 en Brasil es una confirmación de la crisis que vive el multilateralismo: no hay voluntad ni capacidad para llegar a acuerdos para resolver los temas más relevantes a escala global. La cumbre no logró consensos para conseguir una hoja de ruta con compromisos claros para poner fin al uso de los combustibles fósiles.

Tampoco hubo avances significativos en la definición de mecanismos concretos de transferencia de recursos a los países pobres o en vías de desarrollo. No hay dinero suficiente para preservar ecosistemas vulnerables como las selvas tropicales o los manglares; tampoco para acelerar la transición energética ni para apoyar a las comunidades más afectadas.

¿Cómo se vivirá desde México el fracaso de la COP30? Somos uno de los países más vulnerables al cambio climático. La gran pregunta es: ¿el Gobierno redoblará esfuerzos para compensar lo que se dejó de hacer el sexenio pasado y convertir a México en referencia global de buenas prácticas o se relajará, con el pretexto de que en otros lados están peor o que la ecología no aparece en las encuestas?

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