La cifra de desplazados en el mundo crece a menor ritmo por los retornos voluntarios y las deportaciones
Algunos medios de comunicación árabes difundieron hace unos días una noticia inusual: el cierre de un campo de refugiados en Rukban, una localidad jordana muy cerca de la frontera con Siria, donde hasta 100.000 personas llegaron a malvivir en lo que el ministro de Información del nuevo Gobierno sirio, Hamza Almustafá, describió como “un triángulo de la muerte que fue testigo de la crueldad del asedio y el hambre”.