La ciencia ficción vive un boom en México

La ciencia ficción vive un boom en México

La ciencia ficción mexicana atraviesa un momento de efervescencia. Los últimos tres años han supuesto una explosión en términos de producción, visibilidad y diversidad de autores. Si bien se trata de un fenómeno aún en consolidación, los indicadores sugieren que la literatura especulativa en México ha dejado de ser una anomalía periférica para convertirse en una escena en expansión.

Para el escritor y antologador José Luis Ramírez, el actual momento es comparable —aunque mucho más intenso— con el primer gran auge de la ciencia ficción mexicana ocurrido entre 1985 y 1990.

“En 2023 se publicaron más de 1,400 títulos, y en 2024 fueron 1,110. Hablamos de cuentos, novelas, películas, cortometrajes, cómics y más. Más de 700 autores participaron solo en 2023. Es diez veces lo que vimos en los 90”, dijo Ramírez en entrevista.

Esta explosión de publicaciones ha llevado a Ramírez a lanzar una antología anual titulada Lo mejor de la ciencia ficción mexicana, en la que, una vez al año, selecciona 10 textos destacados entre cientos de candidatos.

Tradición

Aunque el género es a menudo considerado marginal dentro de la tradición literaria mexicana, Ramírez advirtió que sus raíces se extienden hasta el siglo XVII, con antecedentes en autores como Sor Juana Inés de la Cruz.

Ya en el siglo XX, la publicación de la revista Umbrales, la consolidación de la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía y la creación del Premio Puebla de Ciencia Ficción (1984) marcaron el inicio de una etapa fundacional.

Nombres como Héctor Chavarría, Mauricio José Schwarz, José Luis Zárate y Gerardo Horacio Porcayo fueron centrales en esa primera generación. Porcayo es autor de La primera calle de la soledad, considerada la primera novela cyberpunk en Hispanoamérica.

Daniela Guzmán, autora de Un tlacuache salvó este libro del fuego (Odo Ediciones, 2021) coincide en que hay un camino.

“Hay autores que vienen detrás de nosotros, como Carlos Olvera, que escribió sobre un mexicano en la Luna en 1969. No es algo nuevo, pero sí estamos viendo un momento de muchísima actividad ahora mismo”, dijo Guzmán en entrevista.

Ecosistema editorial

El ecosistema editorial que sostiene este boom es también inédito. Guzmán destaca la aparición de revistas como Espejo Humeante, Rocambolesca, Sarape de Neón y Colectivero. También menciona antologías como Liminales (Casa Futura) y A Larger Reality (Odo Ediciones).

Estas plataformas han permitido la emergencia de nuevas voces, particularmente de mujeres. Según Ramírez, 40% de los textos considerados para su antología de 2023 fueron escritos por autoras.

Entre ellas destacan Andrea Chapela, Elisa de Gortari, Lidia Brenda y Gabriela Damián Miravete. Del lado de los autores, también se han sumado nuevas voces como Axel Lima, Damián Neri y Daniel Centeno.

Ciencia ficción y mercado

Uno de los retos para la consolidación de esta ola es su inserción en la industria editorial. Guzmán observó que el interés de grandes editoriales ha crecido, pero enfocado principalmente en obras que se alinean con los códigos de la “ficción literaria”.

“Lo que no existe aún es un sello comercial que publique ciencia ficción con una lógica más comercial, tipo sagas o aventuras como Dune o Fundación, pero mexicanas”, dijo Guzmán. La falta de un mercado masivo y sostenido limita el surgimiento de proyectos de gran escala.

Ramírez también advirtió que “aunque el número de publicaciones ha crecido, seguimos lejos de las industrias anglosajonas. En Estados Unidos hay decenas de miles de textos al año. Lo nuestro aún está en proceso de maduración”.

Otra particularidad del momento actual es su distribución geográfica y digital. A diferencia de los años noventa, cuando la revista Umbrales se imprimía en Nuevo Laredo y apenas llegaba a otras regiones, hoy las publicaciones circulan ampliamente por internet. Esto ha facilitado la participación de autores de todo el país y ha reducido las barreras de entrada.

“Las revistas piden textos breves —entre 2,000 y 3,000 palabras en promedio— porque así reducen el trabajo editorial. Muchas son gratuitas, algunas empiezan a pagar. Pero el modelo es digital, con baja inversión y mucha circulación”, dijo Ramírez.

Ambos escritores coincifieron en que, si bien el boom es evidente, todavía no puede hablarse de una consolidación definitiva. “Estamos en un caldo de cultivo”, dijo Guzmán. “Hay movimiento, revistas, autores, atención. Pero aún no hay obras maestras que digas: esto define a la ciencia ficción mexicana”.

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

admin