La autonomía de la Reserva Federal

A Trump no le gusta la independencia del banco central. Reiteradamente en los últimos meses, ha señalado que quiere cesar de su puesto al presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, por discrepar del manejo de la política monetaria. También hace unas semanas buscó despedir a Lisa Cook, una de las integrantes de la Junta de Gobernadores del Fed. El pretexto es que falseó la información en una solicitud de un crédito hipotecario. Si esto se comprueba, sí podría ser razón suficiente para separarla del cargo. Pero Cook objeta la veracidad de la acusación y ha llevado el caso a una demanda legal que impugna su destitución. Como en esta semana el Fed tomará su próxima decisión sobre las tasas de interés, Trump apeló la orden de un juez federal que le impide despedir a la gobernadora, pues no quiere que ella participe en la reunión monetaria.
Estas intenciones de Trump han cuestionado que tan sólida es la autonomía del Fed. Su fundamento jurídico no está expresado en la Constitución como en el caso de México, sino en un memorándum entre el Tesoro y el Fed que data de 1951. Recientemente dos economistas (Richardson y Wilcox) publicaron un interesante artículo en el Journal of Economic Perspectives (número 3, 2025) titulado “How Congress designed the Federal Reserve to be Independent of Presidential Control”. Es una revisión histórica que parte del conocimiento convencional que el mencionado Memorándum es el que rige la independencia entre el Fed y el gobierno. Pero el artículo revela que el marco legal en realidad es más sólido que ese documento. El recuento histórico es el siguiente:
En 1935 se discutió una nueva Ley Bancaria. El capítulo relativo a la relación del Fed con el Ejecutivo lo redactó Marriner Eccles, presidente del Fed. Él argumentó que la política monetaria debería estar bajo el control directo del Presidente de los Estados Unidos. La iniciativa de ley fue aprobada en esos términos por la Cámara Baja, pero al ser turnada al Senado, se dio un intenso debate que terminó por rechazar tajantemente que el gobierno tuviese una injerencia directa en la política monetaria. El pleno del Congreso votó en contra de la propuesta de Eccles y el texto final de la nueva Ley establecía la separación operativa y ejecutiva entre el Fed y el gobierno. A pesar de ello, Eccles permaneció al frente del Fed hasta 1948. Con ello queda claramente establecido que el baluarte y sustento legal de la independencia es la Ley Bancaria de 1935.
Curiosamente el Memorándum de 1951 que marcaba la separación entre el Fed y el gobierno, fue impulsado por Eccles (permaneció como miembro de la Junta de 1948 a 1951), quien cambió su postura después de la derrota en 1935. Hoy se habla que dicho Memorándum es el que le dio la autonomía al Fed y que el promotor fue Eccles. Pero como se aprecia, la historia es algo diferente. El verdadero promotor de la autonomía del Fed fue el Congreso de 1935.
Allegados a Trump han dicho que basta con modificar el Memorándum para restarle la independencia del Fed en favor del Ejecutivo. Pero al ser la Ley de 1935 el fundamento jurídico, sólo una ley del Congreso o un fallo de la Suprema Corte podrían transferir el poder sobre la política monetaria del Fed a la presidencia. La ruta, pues, no es tan sencilla.