Kipling aprovecha la euforia de los muñecos colgantes y entra al juego mochilero

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Se ven por todos lados, en los pasillos del metro, en los patios de las escuelas y en las calles. Una mochila avanza y junto a ella cuelga un muñeco. A veces es un personaje de anime y otras un peluche sin marca, y aunque las opciones se multiplican, uno de los que salta a la vista es el chango de Kipling . Ese accesorio nacido como símbolo de la marca en 1987 hoy vende más unidades que las propias bolsas. Eulalia Canudas, directora de marketing de Kipling México, reconoce que el fenómeno no los tomó por sorpresa, aunque sí aceleró sus planes. El chango nació con la marca, pero la tendencia entre los jóvenes de personalizar sus mochilas con figuras colgantes duplicó sus ventas año contra año. “Es algo que buscan mucho. El chango se volvió coleccionable y las colaboraciones lo impulsaron más”, cuenta la ejecutiva.

El auge mochilero

Ese impulso marcó una ruta para Kipling. La marca, conocida por sus bolsas y por el crossbody popular en varios mercados, comenzó a ver en el accesorio más pequeño de su portafolio el camino para crecer. Así decidió hablar más de mochilas, reforzar las alianzas de figuras colgantes y competir en categorías donde todavía tiene espacio para avanzar. La tendencia no se alimenta solo de peluches genéricos. Kipling supo integrarla con colaboraciones como Harry Potter, Just Dance, Las Chicas Superpoderosas y Snoopy, pues las ediciones limitadas generan expectación y atraen clientes nuevos. “Nos ayuda a mostrarnos con un nuevo consumidor y a crecer nuestra base de seguidores”, admite Canudas. Además, del chango, el caso más vendido fue el de Harry Potter, que se agotó en un día, incluso antes de que las tiendas terminaran de montar los escaparates. Y mientras el chango gana protagonismo, las mochilas están siendo el corazón del portafolio de Kipling. Se venden todo el año, sobre todo en colores neutros, y dominan el back to school, que es la temporada más fuerte de la marca. Aun así, Kipling refiere que el verdadero potencial está en la categoría de viaje y ahí prepara su siguiente movimiento. La marca quiere aprovechar el impulso de la tendencia mochilera y llevarlo a un terreno más ambicioso. Canudas adelanta que en 2026 presentarán una mochila diseñada para competir con la que se volvió viral en Amazon. “Es cuestión de que el cliente experimente durabilidad y calidad”, dice, confiada en los materiales y cierres que caracterizan a la marca. Kipling sostiene que la experiencia sensorial es clave porque muchos beneficios solo se descubren al tocar el producto. En la parte alta del portafolio también están las maletas, una categoría que representa la apuesta estratégica del siguiente año. Tienen precios que van de los 6,000 a 9,000 pesos y aunque son menos conocidas, la CMO asegura que su resistencia, sus llantas y su bastón justifican la inversión, por lo que ésta será una de las líneas prioritarias de comunicación en 2026. Sin embargo, el camino no está libre de retos. El consumidor mexicano enfrenta un año apretado y eso obliga a Kipling a moverse con cautela, incluso con el crecimiento de un dígito que tuvo entre 2023 y 2024. Por ahora, el chango colgante, que nació como guiño al autor del Libro de la Selva, volvió a marcar el ritmo del negocio casi cuatro décadas después. La marca quiere que esa misma ola atraiga a nuevos consumidores hacia sus mochilas, sus ediciones especiales y su propuesta de viaje. “Encontramos en un accesorio pequeño el camino para crecer en una categoría donde compiten decenas de opciones. El reto será sostener esa atención mientras expandimos en mochilas, maletas y alianzas que refrescan el portafolio”, señala Canudas. Por ahora, la tendencia está de su lado y la marca quiere capitalizarla.

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