iPhone 17 Pro migra del titanio al aluminio e impacta en el precio

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Uno de los cambios más evidentes en la nueva serie de iPhone 17 es el material de su versión Pro . Durante un par de familias, Apple optó por usar titanio, un insumo que presentó como símbolo de ligereza, resistencia y distinción en sus iPhone 15 y 16 Pro, pero en esta nueva familia, Tim Cook afirmó que parte de las decisiones de diseño impactaron en la elección de materiales y colores de su producto Pro. Con ello, la compañía decidió volver al aluminio, un material que en Cupertino conocen como la palma de su mano. El giro provocó reacciones de forma inmediata dentro de los seguidores de la marca.

Los pro de que el iPhone 17 sea de aluminio

Mark Gurman, reportero de Bloomberg, destacó que el aluminio es más ligero y mejor conductor del calor que el titanio, lo que mejora la comodidad de uso y la estabilidad en tareas exigentes. Mientras que el analista Jeff Pu añadió que el aluminio genera un 67% menos de emisiones de carbono, alineándose con la estrategia de neutralidad de carbono de Apple para 2030. Al poner énfasis en cómo el aluminio hace sinergia con la conducción térmica, durante la presentación los ejecutivos de Apple reiteraron la importancia de este factor con los chips que tiene la versión más sofisticada, pues el A19 Pro trabaja en un entorno menos eficiente con Titanio. El aluminio, en contraste, es un excelente conductor, ya que dispersa el calor hasta treinta veces mejor que el titanio, lo que se traduce en sesiones de juego más largas, grabaciones de video sin sobrecalentamiento y baterías que no se degradan tan rápido. Para un teléfono que roza las 6.7 pulgadas, cada gramo importa. Y si se quiere incluir una batería más generosa y sistemas ópticos más voluminosos, recortar peso en el chasis resulta una bendición. En palabras de Gurman, “la alquimia de Apple no busca la eternidad de los metales, sino la eficiencia de los gramos y los grados Celsius”. Este factor además impacta en el precio del producto, pues aunque es duradero, implica un reto trabajarlo. Es duro, abrasivo con las herramientas de corte y lento de mecanizar. Cada carcasa de titanio exige más horas de máquina, más calibración y más rechazo de piezas defectuosas. El aluminio, en cambio, es un material con el que la empresa lleva más de una década perfeccionando procesos de fresado y anodizado con este metal en sus MacBooks, iPads y iPhones previos. Sus cadenas de suministro en China y Japón están optimizadas para moldear, pulir y colorear aluminio a gran escala. Hay otra razón menos evidente para abandonar el titanio, pues Rusia controla, a través de VSMPO-AVISMA, la mayor parte del mercado mundial de titanio de grado aeroespacial. Aunque Apple no compra directamente a Moscú, buena parte del suministro global pasa por allí. Además, la empresa de Cupertino se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono para 2030 y en ese discurso, el titanio no encaja del todo. Refinar y procesar este metal implica emisiones significativamente más altas que trabajar con aluminio reciclado, del cual Apple ya presume en otros productos.

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