Innovar desde lo tradicional, el rol de las pymes mexicanas

En un entorno cada vez más incierto, donde las reglas del mercado cambian a gran velocidad, la innovación dejó de ser exclusiva del mundo tecnológico para convertirse en una necesidad transversal. Hoy, incluso las industrias más tradicionales —como la agricultura, la educación o la salud— deben asumir un papel protagonista en la transformación.
Hablar de innovación no es sólo hablar de tecnología, es hablar de cómo integramos nuevas formas de pensar y operar para resolver viejos problemas de forma más eficiente, accesible y sostenible. Desde hace años, organismos internacionales como el Foro Económico Mundial han identificado la innovación como una de las capacidades más determinantes para el crecimiento de una economía. No es coincidencia que las regiones más competitivas del mundo también sean las que más invierten en desarrollo científico, digital y empresarial.
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El Empresario
Innovación, la clave para sobresalir ante la competencia
Una oportunidad de inversión que no estamos aprovechando del todo
El capital de riesgo (venture capital) es una herramienta clave para financiar esa innovación. Datos recientes muestran que la inversión en tecnología e innovación está creciendo a una tasa anual de entre 15% y 20% a nivel global, según McKinsey. Sectores como inteligencia artificial, blockchain, movilidad autónoma y biotecnología están viendo multiplicar su valor proyectado de aquí a 2030.
Para dimensionar esto, el mercado de blockchain podría alcanzar los 306,000 millones de dólares hacia 2030, creciendo a un ritmo compuesto anual de más del 58 por ciento. Por su parte, el mercado global de inteligencia artificial se estima en 1.81 billones de dólares para esa misma fecha.
En México; sin embargo, la inversión en estos sectores sigue siendo incipiente. A pesar de tener casos como Bitso —el primer unicornio mexicano del sector cripto—, la participación nacional en estas tendencias globales es aún muy limitada. Y no es por falta de talento o necesidad, sino por falta de impulso estructurado y de una cultura de inversión de riesgo más activa.
Si queremos que las industrias tradicionales en México evolucionen y se mantengan competitivas, debemos canalizar capital hacia las startups y pymes que están desarrollando soluciones en estos sectores. Y esto no se limita a crear nuevas apps o plataformas digitales; también implica aplicar inteligencia artificial a la agricultura, blockchain a la trazabilidad de alimentos, o tecnologías de salud para hacer más accesibles los diagnósticos y tratamientos.
El rol de las pymes en esta transición
México es un país de pymes, y ahí radica justamente el potencial de transformación. Estas empresas representan más del 70% del empleo formal y son las más cercanas a las necesidades reales del mercado. Su capacidad para adaptarse y ejecutar cambios es una ventaja que debe aprovecharse.
La clave está en formalizarse, estructurarse y acceder a capital. La informalidad sigue siendo un freno, tanto para el crecimiento como para la innovación. Las pymes necesitan pensar a largo plazo, desarrollar capacidades tecnológicas y conectarse con fuentes de financiamiento como el capital emprendedor. Según la Asociación Mexicana de Capital Privado (AMEXCAP), el capital emprendedor en México ha mantenido un crecimiento sostenido, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 25% en los últimos cinco años.
Desde WORTEV, constantemente vemos cómo emprendedores con buenas ideas pierden de vista el tamaño de la oportunidad por no contar con el acompañamiento ni el financiamiento adecuado. Apostar por la innovación implica asumir riesgos, pero también abre la puerta a rendimientos y escalabilidad que difícilmente se logran desde modelos operativos tradicionales.
Tres recomendaciones para empresarios que quieren innovar
» 1. Invertir en conocimiento. Estar al tanto de las tendencias globales es tan importante como entender las necesidades locales. Hoy cualquier industria puede beneficiarse de herramientas como analítica de datos, automatización o plataformas digitales.
» 2. Buscar alianzas estratégicas. La colaboración entre empresas tradicionales y startups tecnológicas es una vía poderosa para innovar sin tener que desarrollar todo desde cero.
» 3. Formalizarse y profesionalizarse. La innovación también pasa por mejorar procesos internos, medir resultados y operar con claridad financiera. La informalidad limita el acceso a financiamiento y frena la posibilidad de escalar.
En conclusión, el futuro no es sólo para las tecnológicas. El futuro es para quienes entienden que innovar es adaptarse, transformar y avanzar. Y en México, tenemos todo para lograrlo: talento, mercado y creatividad. Lo que nos falta es invertir en grande… incluso en lo pequeño.