Independencia inconclusa

¿En verdad “la meta no es sólo reducir la pobreza, sino erradicar las condiciones que la perpetúan”?

Sin duda, una educación pobre genera más pobreza, y no sólo nos referimos a una pobreza económica. Supuestamente se estableció como meta que “se fortalecerán los derechos a la educación, la salud, la vivienda y la cultura, con una visión donde la equidad y la justicia social sean la base de la acción pública”

¿Qué festejamos con motivo del día de la independencia nacional? ¿Qué hace 215 años se inició una lucha que aún no logramos concluir? Cualquiera sabe que una independencia que no tiene referentes económicos no es independencia.

Las personas “jóvenes”, que aún viven con sus padres (por una dependencia económica), saben mejor que nuestros gobernantes, que para vivir una total independencia se requiere de una independencia económica absoluta.

Y una independencia económica absoluta no se logra fácilmente, sin una educación adecuada que nos otorgue las herramientas culturales y profesionales adecuadas para superar las condiciones de dependencia y marginación en que aún se encuentran millones de personas.

El gobierno sigue sin entender que para mejorar la calidad educativa, no sólo se debe construir o remodelar más escuelas o universidades, o aumentar la matrícula de profesores o estudiantes.

El Plan Nacional de Desarrollo estableció como meta fortalecer el derecho a la educación. Para ello no se puede dejar de tomar en consideración las evaluaciones cualitativas.

Un año después de la toma de posesión del actual gobierno, no se informa sobre los avances en la calidad educativa, si acaso se nos dice que se ha incrementado el número de plazas docentes, que se han construido nuevas escuelas y se han remodelado las que se tenía. Además, que se ha homologado el certificado de estudios.

Sin embargo, quienes concluyen la primaria, en general, no tienen afianzados sus conocimientos sobre la estructura básica de los enunciados, ni mucho menos el uso de las operaciones matemáticas básicas, ya no digamos los valores esenciales del respeto así mismos ni a las personas que les rodean.

Situación similar sucede con quienes concluyen la secundaria, que no son capaces de elaborar un ensayo en el que de manera lógica logren exponer ideas sencillas en forma clara siguiendo las reglas básicas de la gramática y la sintaxis. Mucho menos pueden resolver problemas aplicando las matemáticas del nivel de complejidad acorde a su nivel de estudios. Obviamente tampoco manejan las obras literarias de dicho nivel que les proporcionarían un esquema axiológico, crítico y formador adecuado a tales estudiantes.

La mayoría de los egresados del nivel bachillerato que llegan a las universidades carecen de los referentes éticos, de análisis lógico y de exposición acorde a su nivel educativo. Tales referentes les permitiría tener las bases profesionales adecuadas para comenzar sus estudios universitarios.

Finalmente, la mayoría de quienes están egresando de las universidades carecen de la habilidad de una aplicación teórico práctica elemental propia de un profesional egresado de la universidad. Lamentablemente, cuando estos jóvenes comienzan la vida profesional se percatan de las graves deficiencias de su formación educativa y la falta de preparación adecuada para insertarse en el mercado laboral y, sobre todo, resolver los problemas que su preparación académica supondría.

Para erradicar las condiciones que perpetúan la pobreza no basta con regalar el dinero de los contribuyentes a jóvenes que sin esfuerzo reciben dinero.

¿Qué celebramos? ¿Que viva México, con jóvenes sin la preparación de calidad adecuada para mejorar las condiciones en que viven?

Cualquier problema, primero requiere reconocerlo y asumir un compromiso por enfrentarlo. Podemos y debemos festejar un país de personas de todas las edades con ganas de salir adelante y deseos de triunfar, un país con valores y gran riqueza cultural. De nosotros depende. Viva México.

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