Incumple México metas de la ONU en acceso al agua
A menos de cinco años del plazo establecido por la Agenda 2030, México mantiene avances moderados e insuficientes para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6, que busca garantizar la disponibilidad y gestión sostenible del agua, así como el acceso universal al saneamiento. Aunque el país muestra progreso en algunos indicadores, otros presentan retrocesos o estancamiento, según datos del sistema de monitoreo de la ONU.
Uno de los indicadores con mayor retraso, según las cifras de Naciones Unidas, es que México presenta un nivel de extracción equivalente al 44.95 % de su recurso hídrico renovable, casi cuatro veces más alto que el nivel óptimo de 12.5 por ciento.
Además, sólo el 67.50% de las aguas residuales antropogénicas se tratan al menos de forma primaria, según datos de 2021. No obstante, el objetivo técnico ideal es del 100 por ciento. Mientras que, únicamente el 43.04 % de la población accede a agua potable gestionada de forma segura (es decir, agua libre de contaminación, disponible cuando se necesita y en el domicilio), y apenas el 62.50% cuenta con servicios de saneamiento que garantizan el tratamiento y disposición segura de excretas. Ambos indicadores deberían alcanzar el 100 por ciento.
Por otro lado, entre los avances más significativos destaca que en la República se ha logrado un 99.71 % de cobertura (dato de 2022), con lo cual se encuentra en camino hacia la meta del 100 por ciento. Este servicio incluye acceso a fuentes mejoradas cuya recolección no exceda los 30 minutos ida y vuelta.
Mientras que, el 92.52 % de la población contaba, al 2022, con servicios de saneamiento mejorado no compartido. Aunque la tendencia es positiva, todavía hay un 7.5 % de personas sin este acceso básico.
El ODS 6 incluye ocho metas específicas como asegurar el acceso universal y equitativo al agua potable; garantizar servicios de saneamiento e higiene adecuados; reducir a la mitad las aguas residuales sin tratar; mejorar la eficiencia en el uso del agua; implementar esquemas integrales de gestión del agua en todos los niveles —desde lo local hasta lo internacional—, con énfasis en la cooperación transfronteriza entre países que comparten cuencas; y proteger los ecosistemas relacionados con el agua. A todas ellas se suman metas orientadas a cooperación internacional, tratamiento tecnológico y participación comunitaria.
Falta de inversión
A pesar de resultados cercanos al 99% de cobertura básica de agua potable, la inversión en infraestructura hídrica se ha desplomado en años recientes, poniendo en riesgo la sostenibilidad del acceso al agua en amplias regiones del país; además, de que hay retos por cumplir en otros temas como estrés hídrico y calidad del servicio, consideraron especialistas consultados por El Economista.
Patricia Hernández, directora general de la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México (ANEAS), señaló que existen factores estructurales detrás de estos rezagos, como la falta de inversión en infraestructura, la precariedad financiera de los organismos operadores del agua y una débil cultura de pago por el servicio.
“Tenemos lo que llamamos un círculo vicioso: la ciudadanía no paga porque no recibe un buen servicio y los operadores no pueden mejorar el servicio porque no reciben recursos suficientes”, expuso.
Ante el estrés hídrico y la sobreexplotación de acuíferos, Hernández propuso una alternativa estratégica: el reuso de agua tratada o “agua regenerada”, especialmente en la industria, la agricultura y el riego urbano. Aunque ya existen casos exitosos en México —como el de León, Guanajuato—, la percepción negativa en torno al agua residual sigue siendo un obstáculo.
“Así como reciclamos papel o plásticos, también podemos reciclar agua. Lo que falta es un cambio de mentalidad y un marco normativo claro que permita su aprovechamiento con seguridad”, detalló.
También, llamó a la ciudadanía a participar más activamente en la gestión hídrica, reportando fugas, evitando descargas irregulares y apoyando a los organismos operadores locales, que muchas veces enfrentan carencias técnicas y financieras.
Francisco Bustamante Ruisánchez, presidente del organismo Agua en México, aunque en décadas pasadas —especialmente durante los sexenios del PAN y del PRI— se alcanzaron cifras cercanas al 99% de cobertura básica de agua potable, en los últimos años la inversión pública en infraestructura hídrica ha caído drásticamente.
“Hoy se invierten apenas 20,000 millones de pesos, cuando organismos internacionales como el Banco Mundial recomiendan una inversión mínima anual de 80,000 millones”, precisó.
El especialista subrayó que los problemas hídricos en México se deben a infraestructura insuficiente, sobreexplotación de acuíferos, tandeos y falta de inversión y planeación a largo plazo. También criticó la disminución de puntos de monitoreo de calidad del agua: “Se redujeron en un 80%. No puedes decir que estás mejor cuando evalúas menos”, lamentó.
Sobre el estrés hídrico mencionó que este ya impacta la infraestructura urbana, con hundimientos importantes en la Ciudad de México y daños a monumentos históricos como la Catedral Metropolitana y el Ángel de la Independencia.
En zonas como el Bajío, la sobreexplotación ha derivado en el suministro de agua contaminada en los hogares, lo que representa un grave riesgo para la salud pública.
En cuanto al cumplimiento de los objetivos, de cara a 2030, además de mencionar la necesidad de voluntad política, los especialistas mencionaron la necesidad de que exista coordinación entre los tres niveles de gobierno y transformación estructural más profunda en lo normativo, institucional y financiero.