IEPS presiona a Arca y Coca-Cola FEMSA: ¿consumo de refrescos aguanta?

<![CDATA[

El nuevo ajuste al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) perfila un nuevo golpe al bolsillo de los consumidores a partir del próximo año. La propuesta incluida en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 encarecerá el precio final de refrescos , bebidas azucaradas y cigarros, productos de alta demanda que ya atraviesan por un periodo de ventas débiles. Si la Cámara de Diputados aprueba la propuesta de Hacienda, a partir del 1 de enero de 2026 cada botella y cada cigarro costarán más, en un país donde ambos productos son parte cotidiana del gasto familiar. El aumento no es menor para la cadena de valor. Embotelladoras como Coca-Cola FEMSA y Arca Continental, integrantes de la Industria Mexicana de Coca-Cola (IMCC), deberán revisar estrategias de precios, presentaciones y mezcla de productos para sostener sus ventas. La presión no se queda en las plantas; también alcanza a los puntos de distribución, desde la tienda de la esquina hasta los más de 22,000 Oxxo en el país. Cuando los impuestos suben, los consumidores no necesariamente reducen su consumo, pero sí ajustan otros rubros de gasto. Lo confirma el propio Inegi, que en su Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2024 reportó que los mexicanos destinaron 17,982 pesos trimestrales a alimentos, bebidas y tabaco, más de diez veces lo que gastaron en salud.

“Atravesamos un periodo de consumo débil y con poca claridad en cuanto a su recuperación, por lo que estos efectos bien podrían tardar más en materializarse –como los volúmenes afectados por más tiempo, y precios creciendo más pausadamente–, e incluso pudiéramos ver una estrategia diferente por parte de las embotelladoras”, dice Carlos Hermosillo, analista bursátil independiente. La coyuntura se complica porque el clima tampoco ayudó este año. FEMSA, que además de ser accionista de Coca-Cola FEMSA controla Oxxo, reportó que sus ventas mismas tiendas cayeron a 1,023.5 millones de pesos en el segundo trimestre, golpeadas por lluvias que redujeron la demanda de refrescos y cerveza. “A diferencia del año pasado que tuvimos un año muy caliente, este año hemos tenido muchas lluvias y eso afecta porque productos como refrescos y cerveza se afectan. Esperamos que mejore todo, entre eso el clima”, señaló Roberto Campa Cifrián, director de asuntos corporativos de FEMSA. Ese retroceso en las categorías de “Sed y Reuniones”, como las clasifica Oxxo, es un recordatorio de la fragilidad del negocio cuando confluyen dos choques: uno natural y otro fiscal. Y ambos pueden extenderse hasta fin de año. Para los pequeños comerciantes, el ajuste al IEPS se suma a otros factores que ya reducían márgenes: la inflación acumulada y el cobro de piso en varias regiones. “Un consumidor mexicano ya paga el 16% de IVA, está pagando un promedio de al menos entre 6 a 8% de inflación promedio en este año y está pagando el costo de la extorsión que cada vez es un costo intangible, pero muy claro”, apunta Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec). Rivera advierte que el efecto en la economía de barrio puede ser más grave de lo que se calcula en Hacienda. “El pequeño comercio está lento este año, la economía social está corriendo sin aceite y con el IEPS es solo meterle más presión a esto. Estamos seguros de que no es la medida más correcta”, asegura.

Un ajuste en el consumo La Secretaría de Hacienda argumenta que el objetivo del ajuste es sanitario, y que el dinero recaudado servirá para financiar un fondo para atender enfermedades relacionadas con el consumo de refrescos, bebidas azucaradas y cigarros, además de campañas para promover hábitos más saludables. Pero en la práctica, el consumidor rara vez cambia de hábito. “Es una estrategia para aumentar la recaudación fiscal porque sabemos que productos como las bebidas azucaradas, a pesar del aumento en impuestos, el consumidor no deja de comprarlos, pero habría que ver si el aumento genera presiones en la inflación”, explica Humberto Calzada, economista en jefe para Rankia Latam. Rivera va más lejos. “Está probado que por la vía fiscal no se logra el tan anhelado cambio de hábito de consumo. El efecto que se tiene es que los mexicanos dejan de adquirir otros productos para mantener las compras de refrescos y cigarros”. Para los comerciantes minoristas, esto representa un riesgo estructural, ya que, en promedio, 25% de sus ventas directas e indirectas provienen de estas categorías. Si los consumidores priorizan refrescos y tabaco, sacrifican compras de abarrotes, limpieza o productos de valor agregado, reduciendo así la rentabilidad de las tiendas pequeñas. Además, el presidente de la Anpec recuerda que el gobierno rompe un pacto tácito. “Con esta propuesta, el gobierno federal rompe con el acuerdo de estabilidad fiscal a través del cual la anterior administración se comprometió a no aumentar ni crear nuevos impuestos”, subraya. El antecedente más claro está en las reformas previas: tras un periodo inicial de caída en el consumo, los volúmenes regresan a su nivel histórico, aunque los precios nunca vuelven atrás. Es decir, el consumidor paga más por lo mismo y ajusta sus gastos en otras áreas. En la industria, el reto es doble. Si bien Coca-Cola FEMSA y Arca Continental cuentan con músculo financiero para absorber parte del impacto, sus distribuidores y tenderos no tienen el mismo margen de maniobra. La cadena de valor se tensa, y en esa tensión, los eslabones más pequeños son los que más sufren.

]]>

admin