IA en salud, una transformación que solo funcionará si comienza por lo humano

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La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando la industria de la salud, pero si no se implementa con un propósito claro, puede convertirse en un espejismo más: una promesa tecnológica desalineada de las verdaderas necesidades de médicos, pacientes y sistemas de salud ya de por sí tensionados.

Si algo he aprendido es que ningún avance tecnológico tiene sentido si no se traduce en beneficios y mejores experiencias para los colaboradores del hospital y de sus pacientes. En salud, la tecnología no puede ser el punto de partida, el cambio tiene que comenzar por lo humano. Hace un par de meses estuve en el Forum Salud Digital 2025 y esto me quedó todavía más claro al escuchar a médicos y especialistas de sistemas hospitalarios hablar de sus principales puntos de dolor. El impacto de la IA no debería medirse solamente por la sofisticación de la experiencia, sino por su capacidad para liberar a los profesionales de tareas repetitivas, y permitirles enfocarse en lo esencial: el cuidado uno a uno con el paciente. Una solución que no se integra con naturalidad al flujo de trabajo clínico, o que exige más de lo que aporta, simplemente no va a poder ser implementada de manera exitosa. Lo mismo ocurre del lado del paciente: si la tecnología no lo ayuda a acortar el camino hacia un diagnóstico certero, un tratamiento oportuno o una atención más empática, entonces está mal diseñada o, peor aún, carece de sentido. Es fácil quedar deslumbrados por la velocidad con la que la IA permite procesar imágenes, detectar patrones o ajustar terapias en tiempo real. Pero hay una diferencia enorme entre aplicar tecnología y transformar organizaciones. Y el mayor obstáculo hoy no es técnico: es cultural. Los sistemas de salud no necesitan solo herramientas, necesitan adaptabilidad, liderazgo y una visión compartida del cambio. El despliegue tecnológico sin gestión del cambio es una receta para el fracaso. Y esa gestión comienza por entender que estamos frente a un desafío humano. Implementar IA sin transformar la cultura organizacional es como ponerle un motor de Fórmula 1 a una carreta. No basta con capacitar; hay que acompañar. No basta con automatizar; hay que construir confianza. Implementar transformaciones digitales en centros de salud plantea también un llamado a fortalecer la cultura de la ciberseguridad dentro del sector. Según la Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA), un historial médico puede costar entre 30 y 1,000 dólares en el mercado negro, lo que lo convierte en uno de los datos más codiciados por los cibercriminales. No se trata de infundir miedo, sino de asumir una realidad: si queremos avanzar en estrategias de IA en salud, debemos acompañarlas con programas sólidos de educación y concientización para el personal médico y administrativo. La seguridad de la información no puede ser un tema exclusivo de los equipos de tecnología; es una responsabilidad compartida y una condición básica para construir confianza en la transformación digital.

Ahora bien, si la tecnología se aplica con visión, puede ayudar a rediseñar el sistema desde la raíz: desde decidir dónde abrir nuevos hospitales, hasta cómo mejorar la distribución de recursos o avanzar hacia un expediente clínico universal que permita continuidad entre distintos especialistas, seguros, etc., además de equidad y verdaderos resultados para los pacientes con el uso de esa información. Pero esos no son proyectos tecnológicos. Son proyectos de eficiencia social que requieren más liderazgo que código, las tecnologías existen, pero no se implementan solas. La IA no es magia. Y tampoco debería ser un parche. Su potencial es enorme, pero depende de nosotros guiarla con propósito, protegerla con seguridad, acompañarla con cultura y activarla con visión ética. Porque al final del día, no se están transformando solamente procesos. Se está transformando la manera en que cuidamos la vida. ––– Nota del editor: Irene Marqués es socia de Olivia México. Ha liderado procesos de cambio en industrias como salud, automotriz y manufactura. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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