Huir de Sudán a la UE, un laberinto peligroso con incentivos para los traficantes
El primer contratiempo que a Alsheikh Haggar le causó el estallido de la guerra en su país, Sudán, fue tener que aparcar la carrera. En abril de 2023, cuando comenzaron a caer las primeras bombas, cursaba el grado en ingeniería civil. Más de dos años después, este estudiante de 25 años narra su historia como refugiado desde una cafetería de Madrid. Llegó de forma clandestina, pero ha retomado los estudios, ha regularizado su situación administrativa, ha encontrado la estabilidad. Lejos quedan los días en los que tuvo que huir con su familia rumbo a Egipto a través de un corredor humanitario. El suyo es un caso de éxito, pero Haggar es consciente de que su caso es una excepción. Las políticas europeas de externalización de fronteras convierten el éxodo de los sudaneses en un laberinto peligroso, donde milicias, traficantes y autoridades extranjeras deciden quién vive y quién muere.
