Gobierno analiza topar precio del diésel para contener la inflación

<![CDATA[

El gobierno federal analiza establecer un precio tope para el diésel, en un intento por contener el efecto inflacionario. La medida seguiría el modelo aplicado a la gasolina regular desde febrero pasado, cuando se fijó un precio máximo de 24 pesos por litro. El diésel es el principal combustible utilizado para la movilidad de mercancías y servicios en el país. Su encarecimiento, particularmente cuando no refleja las reducciones en los precios internacionales, puede trasladarse rápidamente a toda la cadena productiva. De ahí que autoridades energéticas y económicas estén discutiendo un posible acuerdo que fije un precio máximo para este combustible. “El tema del diésel se va a volver importante porque el transporte de mercancías se mueve por motores a diésel en su gran mayoría, y eso sí va con un índice directo de inflación o un impacto directo al índice inflacionario. Entonces, sí vemos que el siguiente paso es sumar el diésel al acuerdo”, aseguró a Expansión una fuente con conocimiento directo del tema.

Margen de precios, no un tope fijo

Desde el 27 de febrero, el precio de la gasolina regular no debe superar los 24 pesos por litro, gracias a un pacto “voluntario” que, según Onexpo Nacional, acatan alrededor del 90% de las estaciones de servicio del país. Para garantizar la viabilidad del esquema, Pemex aplica descuentos a su precio de venta al mayoreo. Ese modelo, sin embargo, podría resultar más complejo en el caso del diésel. “Topar el precio de un producto es complejo, pero extenderlo a dos implicará nuevos análisis de mercado, en donde lo ideal sería establecer un margen con un límite mayor y menor en el que se debería situar el precio del combustible”, explicó la misma fuente. El riesgo de no establecer una banda de precios adecuada –que incluya un mínimo y un máximo– podría abrir la puerta a prácticas ilegales como el robo y venta de combustible en el mercado negro. “Si no se establece un precio máximo y mínimo, lo único que pasa es que se da paso al huachicol, y eso golpea duramente al sector gasolinero”, advirtió la fuente. Alejandro Montufar, CEO de PetroIntelligence, confirmó que hasta ahora no hay un documento oficial sobre un posible acuerdo para topar el diésel, pero reconoció que el tema ya empieza a discutirse en el sector. “Se ha empezado a escuchar la posibilidad de implementarlo bajo el mismo argumento de que su precio es muy importante para la economía y la movilidad en general”, señaló. Montufar destacó que el consumo de diésel es un indicador clave para entender la dinámica económica del país. “El consumo de diésel se puede tomar incluso como un medidor de la salud de la economía; si hay mucho consumo, es que la economía va bien”, explicó.

El nuevo frente del gobierno contra la inflación Uno de los principales argumentos para intervenir en el mercado del diésel es que las recientes caídas en los precios internacionales no se han trasladado al consumidor final en México. “Lo que se busca es poner un precio objetivo y tratar de contener los precios ‘aguas arriba’, porque es un producto enfocado más en la actividad del país, pero lo que no se sabe es si será un precio dinámico”, añadió Montufar. De aplicarse, la medida podría traducirse en un alivio temporal para los costos logísticos de las empresas, especialmente en sectores como el agroalimentario, manufactura y distribución, donde el transporte pesado representa un gasto relevante. El esquema también tendría consecuencias para Pemex y sus competidores. “Se genera una distorsión en la competencia porque no todos los comercializadores se van a poder poner al nivel de Pemex, que al ser una empresa pública han dicho que tiene una misión social que no tienen las empresas privadas”, dijo Montufar. El riesgo es que, si se fija un precio por debajo del umbral de rentabilidad para los importadores y comercializadores privados, estos no puedan competir, reduciendo la diversidad de oferta en el mercado. “Si se pone un nivel de precio al que no pueden competir las otras empresas es donde se crea esa distorsión”, advirtió. El impacto fiscal también debe tomarse en cuenta. Para mantener el precio topado, Pemex tendría que aplicar subsidios, lo que implicaría menores ingresos por venta de combustibles. “Al final los dos perdedores de una medida así son Pemex, que recauda menos dinero, y los competidores de Pemex al mayoreo como los importadores”, dijo Montufar. Por ahora, la decisión está en análisis, y dependerá en buena medida del comportamiento de los precios internacionales, la inflación local y la capacidad del Estado para sostener financieramente un nuevo subsidio. El transporte de carga, motor clave de la economía mexicana, está en el centro de la discusión.

]]>

admin