Finanzas de los Estados: clave de un mayor crecimiento

La semana pasada en Cuernavaca, Morelos, impulsada por la Secretaría de Hacienda y la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, se llevó a cabo una jornada de trabajo con secretarios de finanzas de los estados para abordar temas de carácter fiscal, estratégicos en el desarrollo económico del país y la solidez de las finanzas públicas.

La primera mesa fue una reflexión sobre el pago de la tenencia vehicular. Un impuesto que nació en 1962 como “transitorio” de cara a las Olimpiadas de 1968, se convirtió en una fuente muy importante de los estados. Es un impuesto que, desafortunadamente, por una política populista e irresponsable de gobernadores —principalmente panistas—, que se contagió casi en todo el país, se fue dejando de cobrar a partir del año 2000. Lo anterior se convirtió en que, en la Ciudad de México, por ejemplo, vemos circular placas de Morelos, con propietarios que no viven en Morelos.

Ahora, afortunadamente, hay una ola distinta para homologar este impuesto en todos los estados (usando de modelo Colima y Estado de México) y que en el país se usen las mejores prácticas para recaudar la tenencia (vehículos, lanchas, motos, entre otros), que sería de gran utilidad para las haciendas estatales, además de fortalecer la construcción de padrones vehiculares. En el foro se puso énfasis en la urgencia de tener una ley tipo que le otorgue recursos a los estados para atender sus necesidades viales y de movilidad, antes de que las ciudades del país se deterioren más y se “colapsen”.

La segunda mesa fue sobre la necesidad de actualizar los catastros e incrementar la recaudación del predial y la base de contribuyentes. Es importante destacar la visión de los funcionarios públicos ahí presentes sobre la importancia de este impuesto y el catastro para dar certeza jurídica al patrimonio de los individuos. Adicionalmente, se conversó sobre la necesidad de que el catastro sea también un mecanismo para recaudar otros servicios, como agua o manejo de residuos sólidos, como se hace en las principales capitales del mundo. Los recursos del predial debieran ser utilizados para financiar proyectos de agua potable, alumbrado público y áreas verdes, entre otros, que tanta falta hacen.

Finalmente, la tercera mesa giró en torno a distintos mecanismos de financiamiento subnacional, a través de la banca de desarrollo o el sistema financiero privado. Se hizo énfasis en el espacio que los estados tienen para financiarse con deuda para desarrollar infraestructura productiva. En un contexto en el que la inversión pública federal en infraestructura se ha reducido de manera importante, los estados tendrían capacidad para detonar la inversión local, con proyectos de calidad que sean autosustentables, rentables y con valor público.

Con acciones como estas, los estados podrían incrementar de manera sustantiva la recaudación que realizan, dejar de ser dependientes del presupuesto federal (como lo son hoy) y mejorar sus coeficientes de participación.

Sin más recursos públicos para invertir, los estados están condenados a administrar una rutina paupérrima en la que viven hoy, que no les permitirá generar mayores niveles de competitividad en sus economías. En cambio, con mayores recursos, podrían impulsar un crecimiento más dinámico, sumando esas inversiones a las del sector privado, al hacerse de los estados un destino más atractivo y con mejores condiciones para ampliar la capacidad productiva de las empresas.

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