Ethereum México 2025 conectó a gobierno, fintech y academia rumbo a la próxima generación de aplicaciones

Ethereum México 2025 conectó a gobierno, fintech y academia rumbo a la próxima generación de aplicaciones

Ethereum México está tejiendo una red que cruza gobierno, empresas y academia con un objetivo: que el país no solo use blockchain, sino que lo construya. Tras dos ediciones anteriores, en CDMX, en 2023, y en Mérida, en 2024, la comunidad llegó a Monterrey con un formato ampliado y con el respaldo del municipio y el estado de Nuevo León.

La hoja de ruta combina divulgación técnica con alianzas institucionales. En entrevista, Ana Belén Gonzales, fundadora de Ethereum México, resumió el proyecto. Impulsar la educación, la innovación y el desarrollo con sesiones presenciales y virtuales, Blockchain University Days en universidades y Builders Days para fundadores y equipos técnicos.

El capítulo de Monterrey escaló la ambición. Durante estos 1 y 2 de noviembre de 2025 se llevó a cabo una serie de conferencias de dos días y un hackatón de 36 horas, con una bolsa de premios superior a 15,000 dólares para los equipos que construyan sobre Ethereum.

La experiencia se desplegó en el centro histórico de Monterrey con sedes como el Hotel Krystal (escenario principal) y el Museo Metropolitano (hackatón) y se articuló como un Pop-Up Innovation Hub durante el fin de semana del 31 de octubre al 2 de noviembre de 2025.

Gonzales explicó que la apuesta no es solo para desarrolladores. Las aplicaciones que hoy corren en Ethereum (principalmente de pagos y remesas a identidad) empiezan a resolver fricciones cotidianas.

Entre estas aplicaciones se encuentran el envío y recepción de dinero 24/7 con tarifas de centavos; acceso a productos financieros, como préstamos con colateral y rendimiento por proveer liquidez; e incluso, la tokenización de activos para ampliar ventanas de operación y participación minorista.

El puente con el sector público avanza por la vía de las credenciales digitales: Buenos Aires y Madrid ya prueban modelos, y, en México, Nuevo León explora integrarlos con estándares abiertos para elevar seguridad y trazabilidad. De la mano de proyectos de identidad como Quark ID, la conversación deja de ser teórica y se mueve hacia pilotos concretos con gobiernos locales.

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La otra pata del trípode es la industria. Según Gonzales, empresas globales (Visa, PayPal, Citi) y gestores de activos han empezado a construir sobre Ethereum, mientras que en el ecosistema local Bitso opera una fracción relevante de remesas entre México y Estados Unidos.

La edición 2025 también funcionó como punto de encuentro de talento. El hackatón ofreció tracks que reflejan una agenda de impacto: Finanzas y pagos, Economías de creadores e Integraciones empresariales/Web2, además de retos impulsados por patrocinadores en capas de escalamiento como Arbitrum o Scroll, y estándares de identidad como ENS.

El programa académico no terminó el fin de semana. Ethereum México reparte becas para conferencias y hackatones, mantiene líneas de capacitación abiertas y promueve vacantes globales para que más latinoamericanos trabajen remoto en tecnología, evitando la fuga física de talento y elevando el ingreso de perfiles técnicos desde sus ciudades de origen.

En la narrativa de Gonzales hay una constante: “Ethereum para todos”. El concepto combina apertura (código y redes públicas), resistencia a la censura, transparencia y verificabilidad con un énfasis local: formar una masa crítica de usuarios, funcionarios y empresas capaces de hablar de identidad, pagos y tokenización con el mismo mapa mental.

Por eso, además de las conferencias con más de 70 speakers, entre comunidad técnica, legal-fintech y funcionarios, la edición de Monterrey buscó que los prototipos tocaran tierra y que la región avance de la adopción entusiasta a la operación cotidiana.

El ecosistema Ethereum en México es una estrategia que conecta gobiernos, fintech y universidades para construir aplicaciones que conversan con problemas del mundo real. Y Monterrey, con apoyo gubernamental y un centro histórico convertido en laboratorio urbano, fue el lugar donde esa conversación empezó a escalar.

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

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