¿Estamos listos para una coproducción de seguridad?

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La seguridad urbana y su percepción es uno de esos temas recurrentes en las charlas de café, reuniones vecinales o debates políticos. Pero, ¿qué pasaría si volteamos la mirada hacia la comunidad y sus propias herramientas tecnológicas cotidianas para robustecer la protección de personas y bienes? Hoy, la colaboración público-privada representa una respuesta estratégica para uno de los retos urbanos más urgentes: la seguridad en tiempo real y la prevención efectiva del delito.

La tecnología está en las cámaras de vigilancia, sensores inteligentes, iluminación automatizada y asistentes virtuales que pueden integrarse a sistemas de alerta. Estos dispositivos, muchas veces subutilizados, tienen el potencial de escalar si funcionan interconectados y en diálogo con las autoridades. Solo en México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 67% de los hogares urbanos cuenta con algún dispositivo conectado a internet; cámaras de seguridad o sensores inteligentes representan un porcentaje creciente año con año. La pregunta es ¿cómo convertir esa infraestructura individual en una red comunitaria para la seguridad de todos? Hoy en día, las personas están obligadas a compartir la información de recopilada por sus cámaras, pero solo para investigaciones en curso. La colaboración público-privada puede y debe incluir a la ciudadanía como aliada estratégica, de la mano con el sector privado tecnológicamente avanzado. Pero los esfuerzos reales para dicha integración aún son puntuales y, en muchos casos, desarticulados. No se trata solo de juntar recursos. El principal reto está en la confianza, el intercambio de datos eficiente y la coordinación reactiva para incidentes. Las experiencias exitosas en países como España muestran que, con protocolos claros entre sectores público y privado, los tiempos de respuesta ante incidentes pueden disminuir más de 30% y la prevención del delito se vuelve más eficaz cuando se comparte la información recabada por sistemas privados con las autoridades, siempre bajo estándares éticos y legales. Esta sinergia es clave para pasar de modelos reactivos desvinculados a sistemas de seguridad preparados y proactivos. Hoy la Inteligencia Artificial permite que sistemas en casa detecten patrones extraños o comportamientos atípicos y notifiquen en tiempo real al usuario, imaginemos que también pueda avisar directamente a las autoridades. Esto aceleraría una respuesta coordinada. Pero sin protocolos, voluntad política y reglas claras para el uso de datos, la tecnología se queda en gadgets y aplicaciones individuales incapaces de marcar una diferencia a nivel de ciudad. La columna vertebral de una estrategia moderna puede ser la coproducción de seguridad, donde todos los actores -Estado, sector privado y ciudadanos- sean piezas activas. La evidencia es contundente: los modelos de policía de proximidad que integran a la comunidad mejoran la capacidad de reacción y prevención hasta en 50% en zonas con intervención activa de la población mediante plataformas colaborativas y tecnología, reduciendo así la percepción de inseguridad. Volviendo a la realidad, nos enfrentamos a sistemas fragmentados, ciudades donde se sigue apostando por la reacción tardía, y una desconexión entre la autoridad y las tecnologías.

Quizá ha llegado el momento de preguntarnos: ¿el Estado y las empresas tecnológicas están listos para ceder control y confiar en la capacidad de la comunidad? ¿La ciudadanía está dispuesta a invertir en tecnología conectada más allá de su jardín? ¿Cuándo pasaremos de las promesas y las “apps” a protocolos multiactor abiertos y transparentes? La solución está al alcance: tejer redes de confianza, compartir datos útiles en tiempo real y sumar a la comunidad como coproductora proactiva. Porque la seguridad de las ciudades no se está logrando únicamente con patrullas, sino con vecinos, empresas, tecnología y protocolos que operen juntos. El gran reto es modernizar la gestión de lo que más nos importa, eso es la protección de nuestra comunidad. ____ Nota del editor: Niv Yarimi es el presidente y fundador de Grupo Kabat. Síguelo en LinkedIn. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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