¿Es posible reconvertir negocios informales a empresas formales?
Las personas que son empleadas en la economía informal en México, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi), representan aproximadamente 34 millones, esto es el 56,1% de la población ocupada. Esto quiere decir que esta masa de personas no participa con impuestos para el mantenimiento del gobierno y todos sus programas. Además, no cuentan con seguridad social a través del seguro social o alguna institución equivalente, (ISSSTE o alguna institución de los estados). Estas empresas también se ven limitadas a poder hacer negocios con empresas establecidas y con el gobierno.
Es probable que muchas de estas personas sí paguen impuesto al consumo, es decir el IVA, cuando compran en negocios formales.
Dentro de las estrategias que el gobierno mexicano ha establecido para incorporar a la economía formal, están establecer programas fiscales dirigidos a la incorporación de estas personas y sus negocios como los regímenes fiscales, como el de pequeños contribuyentes (REPECOS) vigente hasta el año 2013, año en que fue substituido por el Régimen de Incorporación Fiscal vigente hasta el año 2021 y sustituido por el Régimen Simplificado de Confianza, vigente hasta la actualidad.
El último fue creado para que los pequeños negocios, emprendedores y trabajadores independientes puedan cumplir, de una manera simplificada con sus obligaciones fiscales. Sus beneficios son que se tiene una tasa impositiva del 1% al 3% de los ingresos a pagar directamente, sin necesidad de llevar un control de los gastos ni hacer cálculos complejos de impuestos. Existen varios requisitos, los principales es que sus ingresos máximos anuales sean de 3.5 millones de pesos, que cuenten con su registro federal de contribuyentes y la posibilidad de emitir facturas.
Sin embargo, todo lo anterior no es suficiente, ya que, aun teniendo una actitud emprendedora, si no se tiene las bases contables y administrativas, es muy posible que la empresa fracase. Por lo que tiene que capacitarse a las personas sobre temas de administración, legales, finanzas, contabilidad básica, mercadotecnia y ventas. También se les debe abrir la posibilidad de acceder a financiamiento y que no caigan en empresas agiotistas que pueden sangrar financieramente al negocio.
Además, tiene que haber incentivos fiscales para aquellos que entren a la formalidad, complementado con subsidios o apoyos para cubrir los costos iniciales de la formalización como los gastos legales de registro, así como de implementación de sistemas contables y administrativos.
Esto puede llevarse a cabo a través de asociaciones o cámaras que a través de mentoría y acompañamiento, apoyen en dichos procesos y que compartan las mejores prácticas.
El uso de herramientas digitales y redes sociales pueden ayudar al empresario que busca formalizar su negocio a darse a conocer en los mercados de interés y disminuir el costo de la implementación de los sistemas contables y administrativos.
Otros apoyos que puede dar el gobierno, asociaciones y cámaras comerciales e industriales son campañas de concientización respecto a los beneficios de la formalización de los negocios, complementando esto con reconocimientos y premios a los procesos más exitosos de formalización.