¿Es la tasa de desocupación abierta un mito genial?

El dato de desocupación en México debería venir con una advertencia: Manéjese con cuidado. Ese es el tipo de letrero que aparece en las cajas que contienen las cosas que son frágiles o peligrosas. El mercado laboral es ambas cosas: frágil y peligroso.

La tasa de desocupación abierta en México, entre enero y marzo, fue 2.5% en el primer trimestre de 2025, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Si nos quedáramos con ese número, diríamos que estamos mucho mejor que España, que registra 11.2% o Estados Unidos, que tiene 4.2 por ciento.

Suena raro, ¿verdad? Más curioso, quizá, es que la tasa de 2025 es idéntica a la que teníamos en 2024. Igualita, a pesar de todo lo que ha pasado. Al comienzo del año anterior, la economía traía una fuerte dinámica: la palabra de moda era nearshoring y el gobierno estaba tirando la casa por la ventana para garantizar un amplio triunfo en las elecciones. En ese momento, la economía de Estados Unidos estaba en fase expansiva del ciclo económico y, además, no había llegado Trump. La política migratoria no era tan agresiva y los aranceles estaban apenas en la cabeza de Peter Navarro, uno de los más lunáticos asesores de la Casa Blanca. En el aire, no pesaba esta incertidumbre que obliga a poner pausa a inversiones y contrataciones de personal.

Tenemos la misma tasa de desocupación abierta para el 2024 y el 2025, pero son dos realidades distintas. En los primeros tres meses del año pasado, se crearon 630,000 empleos. En el primer trimestre del año en curso, se eliminaron 119,896 plazas.

En 2024 había 1 millón 542,215 personas clasificadas como desocupadas en México y en 2025 son 1 millón 490,226. Esto quiere decir que oficialmente hay 51,989 menos desocupados. ¿Cómo se explica esto? La tasa de desocupación se refiere a personas de 15 años o más que, siendo parte de la fuerza laboral, trabajó siquiera una hora durante la semana de referencia de la encuesta, pero manifestó su disposición para trabajar e hizo alguna actividad para obtener empleo.

Handle with care, dicen los paquetes que traen objetos de vidrio. La tasa de desocupación abierta no es el único dato que debemos manejar con mucho cuidado. La Población Económicamente Activa (PEA) agrupa a 60.2 millones de personas. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo registra una disminución de 172,000 personas en el grupo que se denomina Población Económicamente Activa. Eso quiere decir que hay menos personas trabajando o buscando empleo.

En la página 11 del documento que publicó ayer el INEGI, nos dice que “hay 5.3 millones de personas que no tienen trabajo ni lo buscaron, pero aceptarían uno si se los ofrecieran”. ¿Qué hay detrás de no buscar trabajo? Todas las explicaciones caben, incluyendo pereza. Pienso en la desmotivación, en los desmotivados. Los que no buscaron ahora porque llevan un rato sin encontrar.

La otra cara de la moneda de la PEA es la Población No Económicamente Activa (PNEA). Son 40.8% de la población que tiene 15 años y más. En total, son 41.8 millones de personas en la fotografía del primer trimestre del 2025. Esto es 1.3 millones más que en 2024. En esta categoría, PNEA, podemos encontrar una de las ventanas más elocuentes de la desigualdad económica por cuestión de género. Aquí hay 29.7 millones de mujeres y 12 millones de hombres. En esta “categoría” encontramos personas que declararon no estar disponibles para trabajar porque tenían impedimentos físicos o debían atender otras obligaciones, por ejemplo, cuidado de adultos mayores o menores de edad.

El trabajo que hace el INEGI con la ENOE es extraordinario. Uno de sus méritos es que nos hace pensar. No tengo idea por qué es que en el Estado de Guerrero se registra la menor tasa de desocupación abierta en todo el territorio nacional, 0.9%. Me parece natural, en cambio, que el mayor desempleo esté en Tabasco, luego de la conclusión de una de las obras faraónicas, como fue la refinería de Dos Bocas y en medio de la crisis de pagos a proveedores de Pemex.

Dije no tengo idea de dónde sale la tasa de 0.9% en Guerrero, pero corrijo: tengo las tasas complementarias de ocupación y desocupación que también produce el INEGI. En Guerrero, 76.5% de la población ocupada está en la informalidad. No hay un estado con un porcentaje tan alto de informalidad. He ahí la prueba de por qué debemos manejar con mucho cuidado la tasa de desocupación: el líder nacional es uno de los estados más pobres de México y tiene un mercado laboral al que nadie le pondría una medalla de oro, ni subiría al podio.

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