Entre la desaceleración y la recesión: ¿en qué está México?

El Comité de Fechado de Ciclos Económicos de México, que forma parte del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), se reunió el 5 de mayo y, tras analizar los indicadores disponibles, determinó el 21 de mayo que aún no existen elementos suficientes para declarar el inicio de una recesión.
Este organismo aplica criterios metodológicos rigurosos: difusión (varios sectores afectados), duración (persistencia) y profundidad (magnitud del declive). Fechar una recesión no es sencillo: implica revisar datos rezagados, corregidos y a veces contradictorios. Por eso, el Comité no anticipa ciclos, los determina cuando ya hay certeza estadística. Su papel es descriptivo, no predictivo. Y aunque su conclusión es técnicamente válida, no despeja las señales de alarma que ya son evidentes.
Pero esta cautela contrasta con la creciente evidencia de una economía que pierde dinamismo. El PIB se contrajo -0.6% en el cuarto trimestre de 2024 y apenas creció 0.2% en el primero de 2025, según datos preliminares. Aunque no hay confirmación oficial del Inegi, este comportamiento refuerza la señal de debilitamiento económico.
Uno de los principales focos de alarma es el Indicador Coincidente del Inegi, que acumula más de 15 meses por debajo de su tendencia de largo plazo. Este indicador resume el estado actual de la economía mediante seis variables clave, como empleo formal, producción industrial e importaciones. Cuando se sitúa por debajo del umbral de referencia (100), señala una economía debilitada. Hoy, cinco de sus seis componentes muestran deterioro sostenido.
También pesa el impacto del entorno internacional. La guerra comercial relanzada por Donald Trump ha golpeado al sector automotriz, y aunque las exportaciones a EU siguen creciendo en términos generales, muestran señales de vulnerabilidad. El consumo interno sigue débil, las cadenas productivas enfrentan presiones por los aranceles, el tipo de cambio muestra volatilidad y la inversión fija bruta apenas repunta.
El Banco de México ha reaccionado bajando su tasa de interés en 150 puntos base durante 2025, dejándola en 8.5 por ciento. El recorte busca reactivar la economía, pero evidencia que el deterioro es real. Aun con esta medida, los analistas del sector privado consultados por el banco central esperan un crecimiento de apenas 0.2% para todo el año.
Organismos internacionales son menos optimistas. El FMI prevé una contracción del PIB mexicano de 0.3% este 2025. HR Ratings ha advertido que la probabilidad de una recesión técnica es “muy alta”. Grupo Financiero BASE eleva ese riesgo hasta el 95%, tomando en cuenta el entorno de alta incertidumbre.
Citi México incluso asegura que ya estamos en recesión técnica, al estimar dos trimestres consecutivos de caída. Pero su diagnóstico se basa en cifras aún no confirmadas por el Inegi, lo que obliga a tomarlo con cautela.
Si la desaceleración se profundiza en el segundo semestre, el Comité terminará por admitir lo que los datos ya muestran. La pregunta no es si estamos en recesión, sino si el gobierno ya está tomando en serio esa posibilidad. Porque si no lo hace, el deterioro en el empleo, el poder adquisitivo y la inversión no será una hipótesis técnica, sino una realidad cotidiana.
Facebook: Eduardo J Ruiz-Healy
Instagram: ruizhealy
Sitio: ruizhealytimes.com