En opinión de nuestros columnistas
Filas por desconocimiento sobre cómo sufragar por parte del electorado y baja participación en la jornada son parte de lo que destacó para los editorialistas de El Economista en la primera elección de juezas y jueces en el país.
Las casillas no colapsaron (Alberto Aguirre)
El fracaso que un amplio sector de la comentocracia auguraba simplemente no ocurrió, aunque tampoco las brigadas guindas de promoción del voto pueden cantar victoria, mucho menos reclamar éxito rotundo.
Mucha de la simulación y del engaño que alegan los críticos de la elección del Poder Judicial tendrá sustento —o será desmentido— si los votos cuentan y se cuentan bien. No es lo mismo un fraude electoral que el artilugio que llevará a nuevos jueces, magistrados y ministros a la función pública.
El sistema no se cayó, pero se mantendrá silente hasta que el Instituto Nacional Electoral genere los resultados oficiales. Una tarea que —de acuerdo a las primeras estimaciones sobre la participación— no será complicada.
Las casillas no colapsaron, simplemente porque la respuesta ciudadana fue apática, ni más ni menos. Tres meses de campañas a ras de tierra, sin sustancia ni emoción, produjeron una baja asistencia en las urnas. Y ese fracaso no es solo culpa del Instituto Nacional Electoral.
Un 1 de junio atípico, nada que hayamos visto (Roy Campos)
Vivimos un 1 de junio atípico, una jornada electoral nada parecida a ninguna que hayamos vivido, ni siquiera la Revocación de Mandato se le asemeja. En las calles tranquilidad, pero por el desconocimiento de lo que se vivía. En las casillas a veces veíamos filas, pero no por que hubiera mucha participación, sino porque al interior se tardaban en votar.
A pesar de todo y de las marchas por no votar, el INE puede aducir de una jornada tranquila, sin violencia y con instalación casi total.
Durante el día la nota relevante fue la reaparición del expresidenre Andrés Manuel López Obrador, votando en Palenque y después nada, nada que alterara la jornada y la espera para conocer algunos resultados.
Mientras los partidos hacían débiles apariciones para informar sobre los comicios en Durango y Veracruz, la información oportuna a la que estábamos acostumbrados brillo por su ausencia.
El INE por razones de complejidad y de falta de recursos apenas esbozó algunos datos dispersos, pero pasarán días sin saber los resultados. Domingo 1 de junio el único que dio resultados fue el Cruz Azul.
Todo el poder en la Presidencia Imperial (José Fonseca)
Con la elección de ayer “la revolución de las conciencias” alcanza el gran objetivo lopezobradorista de recuperar para la Presidencia Imperial revivida por el expresidente López Obrador la importante porción de discrecionalidad que le había empezado a quitar la efímera “primavera democrática” de México.
En términos prácticos es irrelevante la modesta participación nacional. Desinterés de las mayorías del México real, satisfechas por ahora con los apoyos que ayudan a esos millones que aún tienen tantas necesidades.
Cuando asuman sus cargos los juzgadores elegidos ayer, se habrá concentrado todo el poder en la Presidencia Imperial y la mayoría de los mexicanos padecerá los resultados del caprichoso experimento social e ideológico de la reforma judicial.
Muy pronto, ya funcionando el nuevo sistema de justicia, las lúcidas inteligencias que concibieron la reforma, tendrán que explicar a la Nación porque crearon incertidumbre por un capricho, cuando está amenazada la seguridad de bienes y vidas de los gobernados por la sangrienta violencia del crimen organizado.
¿Explicarán el incumplimiento de obligaciones constitucionales mientras el crimen organizado entabla sangrienta lucha para fortalecer su control territorial y económico sobre tantas comunidades en un tercio del territorio nacional?
Contraste electoral (Manuel Ajenjo)
Salí de casa a las 10 de la mañana con más hambre que sed de justicia. Decidí desayunar antes de votar; en mi casilla —avenida Coyoacán 1435—, había más funcionarios que votantes. A unos metros de ahí, en el número 1328 de la misma avenida, en la casilla especial 439, la fila para votar ocupaba toda la cuadra y daba vuelta en la esquina. Fue hasta las 12.30 PM que decidí cumplir con mi deber ciudadano. En la casilla especial había más gente que antes. La curiosidad se antepuso al compromiso civil. Me dediqué a observar al personal formado. Conté 323 en la fila. Sentí el ambiente muy politizado. Entraban y salían electores y electoras. Una de ellas me dijo que se tardó 20 minutos en votar El encargado del acceso estaba preocupado porque ya habían votado más de 400 y en las casillas especiales sólo pueden votar mil. Dos jubiladas del poder judicial hablaron pestes del mismo. Me encaminé a mi casilla, esperé unos minutos, voté como Dios me dio a entender. Al salir pregunté al funcionario de la puerta. ¿Cuánta gente ha venido a votar? Como 180. Eran las dos de la tarde.